A pesar de la nota de prensa emanada por el R.P. Lombardi, portavoz oficial vaticano, explicando los alcances de la declaración de las virtudes heroicas del Venerable Pío XII y afirmando categóricamente que ésta no constituye de ningún modo un acto de hostilidad contra el pueblo judío, algunos de sus dirigentes no se han dado por satisfechos y la polémica sigue su curso. Afortunadamente, al lado de tomas de posición completamente fuera de lugar (en un asunto que, después de todo, sólo atañe a la Iglesia Católica), también ha habido intervenciones ponderadas y razonables, como la que reproducimos. Su valor y su autoridad son tanto mayores cuanto que se trata de las declaraciones, hechas a una periodista francesa, por una eminente personalidad judía: Serge Klarsfeld, célebre caza-nazis juntamente con su esposa Beate y creador de la Fundación Beate Klarsfeld, de la que depende la Asociación de Hijos e Hijas de los Deportados Judíos en Francia, fundada asimismo por la pareja. Los Klarsfeld participaron en el desenmascaramiento y posterior detención de destacados dirigentes nazis que habían logrado escapar de la justicia, entre ellos los criminales de guerra Alois Brunner, Klaus Barbie y Maurice Papon. También se involucraron en causas no directamente relacionadas con el mundo judío, como la persecución de los responsables del genocidio de la Guerra de los Balcanes. Serge Kalrsfeld es asimismo vicepresidente de la Fundación para la Memoria del Holocausto con sede en Francia. Estas credenciales hacen que sus palabras estén por encima de cualquiera sospecha de parcialidad a favor del Venerable Pío XII.
Misa papal en el 50º aniversario de Pío XII (8.X.2008)
Serge Klarsfeld : "No hay ninguna razón por la cual Pío XII no pueda convertirse en santo"
Entrevista realizada por Ségolène Gros de Larquier
La luz verde dada por Benedicto XVI a la beatificación del papa Pío XII está suscitando numerosas protestas en el seno de las comunidades judías. La decisión del papa Ratziger, sin embargo, “no es chocante en absoluto” para el historiador Serge Klarsfeld, fundador de la Asociación de Hijos e Hijas de los deportados judíos de Francia.
P. ¿Qué piensa usted de la próxima beatificación de Pío XII?
R. ¡Es un asunto interno de la Iglesia! Casi le podría decir que esta decisión me deja indiferente. ¡No hay ninguna razón por la cual Pío XII no pueda convertirse en santo! Hay, en cambio, otras cosas que me ofenden más: la publicación de las cartas antisemitas de Céline en la colección La Pléiade de Gallimard. Aunque Louis-Ferdinand Céline esté considerado como un genio literario, lo encuentro chocante. Además, si se habla tanto de Pío XII, ¿por qué no se fijan también en el general De Gaulle? ¡En Francia se le considera como si fuera un santo! Pues bien, durante el verano de 1942, después de la Redada del Velódromo de Invierno, el general De Gaulle no alzó su voz. Sin embargo, siguieron a continuación muchas otras redadas, llevadas a cabo únicamente por militares franceses y habiendo sido organizadas por la administración prefectoral. El general De Gaulle no abrió la boca ni para advertirles, por ejemplo: “¡Atención funcionarios!: si arrestáis a los judíos, vosotros seréis arrestados y entregados a la justicia”.
P. ¿Cuál es el juicio que le merece la postura de Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial?
R. Pío XII desempeñó un papel decisivo contra Hitler, pero también contra el comunismo en Europa del Este. El polaco Karol Wojtyla, futuro Juan Pablo II, es el resultado de la voluntad de Pío XII de lanzar este movimiento de resistencia. El papel de Pío XII fue, además de diplomático, ideológico: fue él quien redactó la encíclica de 1937 condenando el nazismo y publicada por su predecesor.
P. Sin embargo, se le reprocha a Pío XII su silencio mientras tenía lugar la Shoah…
R. Todo ello es muy difícil de ponderar. No ocultemos el hecho de que Pío XII tuvo gestos discretos y eficaces para ayudar a los judíos. Citemos, por ejemplo, lo sucedido en Roma. Unos mil judíos fueron arrestados en el curso de una redada sorpresa. Pío XII no protestó en voz alta, pero ordenó a los establecimientos religiosos abrir sus puertas. Resultado: otros miles de judíos pudieron salvarse. Si el Papa hubiera protestado formalmente, ¿cuáles habrían sido las consecuencias? ¿Habría ello cambiado las cosas para los judíos? Probablemente no. Ya sus quejas en defensa de los católicos no habían sido escuchadas, pues en Polonia fueron muertos dos millones de ellos. Una pública declaración por parte de Pío XII, no obstante, seguramente habría mejorado su propia reputación en el día de hoy.
P. Hay en el seno del mundo judío quienes son más virulentos que usted…
R. Algunos como yo tratan de tener en cuenta cuáles eran la realidad histórica y el contexto de la época. Otros, en cambio, no piensan ni un segundo en los millares de católicos muertos, sino sólo en los rabinos y los judíos masacrados durante la Shoah. Pero el Papa es ante todo el papa de los católicos. La prioridad de Pío XII era la de proteger a los católicos de los regímenes nazi y comunista.
P. ¿Qué piensa, pues, usted de esta polémica?
R. Esta controversia no me sorprende. Me parece normal en la medida en que los archivos del Vaticano no han sido abiertos a pesar de las promesas. Y ya han pasado más de 60 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Debería haber libre acceso a los archivos para que constatemos por nosotros mismos cuáles fueron los gestos y las reacciones de Pío XII.
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