10 de junio de 2010

Pío XII: Defensor de Roma y de la Civilización Cristiana




En "Il Messaggero" se publica carta del Papa a Roosevelt


La gran preocupación de Pío XII


"Italia se halla completamente encadenada, sin los medios necesarios para defenderse”: así escribía Pío XII al presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt el 30 de agosto de 1943, después de las trágicas semanas que siguieron al bombardeo de Roma. Era una carta de tono suplicante en defensa de roma y de Italia, a fin de que se les ahorrase nuevos lutos a las ciudades, a la población civil, a los monumentos, a las iglesias. El documento, hasta hoy inédito, se conservaba en el archivo de los Caballeros de Colón. Lo publica en primera plana Il Messaggero del 9 de junio de 2010 junto con un extenso artículo de Franca Giansoldati.

Una Roma librada de los bombardeos fue el primer afán de Pío XII desde el día de la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, como queda demostrado por una nota ex audientia de monseñor Giovanni Battista Montini, con fecha del 10 de agosto de 1940. En ella figura la recomendación a los representantes diplomáticos de Francia e Inglaterra de que transmitan a sus respectivos gobiernos la exhortación a “querer respetar Roma en caso de guerra”. Pero del 19 de julio de 1943 al 4 de junio de 1944 Roma fue atacada 51 veces, muriendo más de tres mil personas y resultando heridas otras once mil.


(©L'Osservatore Romano, 10 de junio de 2010)



Pio XII escribió a Roosevelt:

“¡Basta de bombas sobre Roma!”


por Franca Giansoldati


Una carta de 1943 se exhibe en los Museos Capitolinos


Verano de 1943: periodo negrísimo para Italia, quizás el más trágico de todo el segundo conflicto mundial. Pio XII, en una carta que quedó celosamente guardada en un archivo, escribió al presidente Roosevelt, haciéndole presente que Italia se encontraba “completamente encadenada, sin los medios necesarios para defenderse”. Tras ello un llamado a salvar a los civiles, las iglesias y las instituciones religiosas, las únicas que todavía estaban en posición de ayudar a la gente. Los acontecimientos se sucedían en cadena. Primero, el desembarco de los Aliados en Sicilia; después, los bombardeos sobre Roma; más tarde, el 25 de julio, el Gran Consejo, que lograba por fin reunirse al cabo de cuatro años, destituía a Mussolini y confiaba al Rey “la toma del mando efectivo de las Fuerzas Armadas”. La Capital se encontraba bajo estado de choc como consecuencia de la acción de 200 cazabombarderos sobre algunos barrios romanos: Tiburtino, San Lorenzo, Labicano, Prenestino. El balance es muy difícil de soportar: tres mil muertos y once mil heridos. Poco después, también Turín y Milán comenzarán a ser atacadas, sin que se libre ningún blanco: iglesias, edificios públicos, hospitales, universidades, cementerios, fábricas, barrios populares enteros… Era el caos. Una ola de fuego y terror. La gente huía enloquecida al campo en busca de refugio. Un clima verdaderamente opresivo.

En este cuadro de devastación, Pío XII tomó papel y pluma para dirigir personalmente un llamado a los Estados Unidos: pedía que se ahorrara a Roma ulteriores bombardeos, evitando, además, atacar las estructuras eclesiásticas, las únicas que continuaban dando asistencia a la población.

La carta de Pacelli, considerada de gran importancia histórica, acabó quedando celosamente guardada en el archivo de los Caballeros de Colón, importante institución católica norteamericana, presente en Italia desde 1920 por voluntad de Benedicto XV. La sede romana de los Caballeros de Colón desempeñó un papel crucial –aún no estudiado– en el frente diplomático durante la guerra, colmando el vacío entre la Santa Sede y los Estados Unidos, por entonces sin relaciones a nivel de embajadores [el presidente Roosevelt tenía un enviado personal ante el Papa: el industrial y diplomático Myron Taylor, n. del t.]. Quien tejió pacientemente el sutil hilo de las relaciones entre ambos fue el conde Enrico Galeazzi, hombre de confianza del Pontífice, del cual Pío XII se sirvió para hacer llegar a la Casa Blanca sus mensajes personales.



El 30 de agosto de 1943, a cuatro días de la firma del Armisticio de Cassibile (hecho público el 8 de septiembre), partió del Palacio Apostólico la carta, que contenía un desalentador análisis del estado en el que se hallaba Italia e incluía un angustioso llamado:

«Excelencia, los acontecimientos recientes han focalizado, como es natural, la atención del mundo sobre Italia y mucho –demasiado– se ha dicho y escrito sobre la política que debería o podría observar el país en interés suyo. Tememos que se haya dado por descontado que el país es completamente libre de seguir la política de su elección. Nos deseamos expresar a Vuestra Excelencia que es Nuestra convicción que esto está muy lejos de la realidad. Del deseo de paz y de su realización a través de la conclusión de la guerra no nutrimos ninguna duda, pero en presencia de fuerzas excepcionales que se oponen a dicha realización o incluso a la oficialización de tal deseo, Italia se halla completamente encadenada, sin los medios necesarios para defenderse.

«Si en estas circunstancias Italia se viera obligada todavía a soportar ataques devastadores contra los que está prácticamente indefensa, Nos deseamos y rogamos que los jefes militares hagan lo posible por librar a los civiles inocentes y, en modo particular, las iglesias e instituciones religiosas, de los desastres de la guerra. Precisamente debemos hacer constar, con profundo dolor y pesar, las imágenes tan elocuentes de las ruinas de las ciudades italianas más importantes y pobladas. Sin embargo, el mensaje reconfortante dirigido a Nos por Vuestra Excelencia, alimenta Nuestra esperanza de que –incluso frente a las experiencias más amargas– las iglesias y las casas construidas por la caridad cristiana para los pobres, los enfermos y los abandonados del rebaño de Cristo, puedan sobrevivir a los terribles ataques. Quiera Dios en su piedad, amor y misericordia escuchar el llanto universal de Sus hijos y hacerles oír la voz de Cristo que grita ¡”Paz!”

«Nos complace aprovechar esta ocasión para renovar Nuestros sinceros respetos a Vuestra Excelencia.

«Vaticano, 30 de agosto de 1943».

El precioso documento –proveniente del archivo de la sede de los Caballeros de Colón en Nueva Jersey- se encuentra expuesto, junto a otros documentos inéditos, fotografías de época y piezas, en una grande exhibición –la primera en su género– sobre los 90 años de la presencia en Roma de los Caballeros de Colón. Dispuesta en los museos Capitolinos, la muestra se compone de seis secciones y recorre la historia de la larga relación de amistad entre la Capital y esta orden caballeresca fundada en Connecticut en 1882 por el venerable P. Michael McGivney (foto abajo), con el objeto de asistir a sus miembros según los principios de la caridad, unidad y fraternidad. El cardenal secretario de Estado Bertone, el alcalde Alemanno, el Caballero Supremo Carl Anderson y Jim Nicholson, ex embajador estadounidense ante la Santa Sede (autor de un reciente libro sobre las relaciones de su país y el Vaticano con el título Usa e Santa Sede, la lunga strada), serán quienes inauguren la exposición este mediodía.


(©Il Messaggero, 9 de junio de 2010)


3 de junio de 2010

Benedicto XVI bendice un busto del venerable Pío XII





Como estaba previsto, ayer miércoles 2 de junio, en el curso de la audiencia general de los miércoles, Su Santidad el papa Benedicto XVI bendijo un artístico busto de Pío XII (al que, como se sabe, declaró venerable el 19 de diciembre del año pasado), nuevo gesto que se añade a los ya muchos mediante los que el Romano Pontífice pone de manifiesto su personal interés en la persona de Eugenio Pacelli, al que ha calificado de “amado y venerado predecesor”. El acto, que se desarrolló en feliz coincidencia con la festividad del papa san Eugenio I (patrón onomástico del Pastor Angelicus), contó con la presencia de sor Margherita Marchione (segunda foto, saludando al Papa), la religiosa de las Maestras Pías Filippini que ha dedicado su vida a defender la memoria del venerable Pío XII. También estuvo presente la Reverenda Madre Maria Vincenza Minet (primera foto), fundadora de la congregación de las Esclavas de la Visitación, en el claustro de cuya casa de Santa Marinella (localidad balnearia de Roma donde veraneaba Eugenio Pacelli) será colocado el busto bendecido por Benedicto XVI el próximo sábado 5 de junio. El mismo presidirá el jardín dedicado al Pontífice que tanto hizo por los perseguidos en los años aciagos de la Segunda Guerra Mundial y a todos los “Justos del Mundo” (una especie de Yad Vashem católico). La escultura broncínea, de 200 kilogramos de peso, se debe al maestro Renato Palella y representa fielmente los rasgos inconfundibles del gran Pío XII. Como siempre agradecemos a nuestro amigo el Prof. D. Livio Spinelli, del Grupo Arqueológico Romano (GAR), por mantenernos al tanto del desarrollo del programa que anticipábamos el 20 de mayo y en el que el SIPA participa con viva adhesión. Desde aquí felicitamos a nuestra querida sor Margherita Marchione, que puede ver con satisfacción el avance de la causa del papa por cuya memoria tanto ha hecho y, sin duda, seguirá haciendo. Que Dios la premie.


1 de junio de 2010

La acción benéfica de Pío XII a la luz del diario del cardenal Costantini



En la audiencia dominical del 30 de mayo, Su Santidad el papa Benedicto XVI ha vuelto a referirse a su amado predecesor el venerable Pío XII. Ha sido al dirigirse, después del Ángelus, a un grupo de peregrinos llegados a Roma desde Pordenone (región del Friuli-Venezia Giulia) para homenajear a su paisano el cardenal Celso Costantini (1876-1958), cuyo Diario ha sido recientemente publicado y presentado en Roma. Las palabras del Pontífice han sido éstas:

“Infine, rivolgo con affetto il mio saluto ai pellegrini di lingua italiana. In particolare al folto gruppo venuto da Pordenone per onorare la memoria del Cardinale Celso Costantini, del quale è stato presentato due giorni fa a Roma il volume del Diario, dal titolo Ai margini della guerra (1938-1947). Questa pubblicazione è di grande interesse storico. Il Cardinale Costantini, molto legato al Papa Pio XII, la scrisse quando era Segretario della Congregazione di Propaganda Fide. Il suo Diario testimonia l’immensa opera compiuta dalla Santa Sede in quegli anni drammatici per favorire la pace e soccorrere tutti i bisognosi”.

“Dirijo, en fin, un afectuoso saludo a los peregrinos de lengua italiana. En especial al compacto grupo venido de Pordenone para honrar la memoria del cardenal Celso costantini, del cual se ha presentado hace dos días en Roma el volumen del Diario, bajo el título Entre los márgenes de la guerra (1938-1947). Esta publicación es de gran interés histórico. El cardenal Costantini, muy ligado al papa Pío XII, la escribió cuando era secretario de la Congregación de Propaganda Fide. Su diario testimonia la inmensa obra llevada a cabo por la Santa Sede en aquellos años dramáticos para favorecer la paz y socorrer a todos los necesitados”.

Estas breves palabras del Papa son importantísimas: subraya la importancia histórica de un libro cuyo contenido es un testimonio de primera mano de la acción benéfica positiva de la Santa Sede a favor de las víctimas de la guerra, de la cual habla Benedicto XVI en términos de “obra inmensa”. La Santa Sede comprende, como se sabe, al Papa y a la Curia Romana, por lo cual es ilegítimo hablar de las iniciativas católicas en defensa y protección de los perseguidos y damnificados como si fueran fruto de una decisión privada. No, fue la Santa Sede, el Papa y sus colaboradores, los que conscientemente, directa o indirectamente desplegaron una vasta y efectiva labor humanitaria. El Santo Padre felizmente reinante ha tenido a bien recalcar el fuerte vínculo que unía al venerable Pío XII y el cardenal Costantini, como diciendo: “ahí está un testigo muy cercano a Pacelli, que puede dar fe de lo que el Papa hizo”. Testigo tanto más fiable cuanto que murió antes de que se alzara la tormenta de calumnias contra este pontífice y, por lo tanto, no tenía ningún interés en maquillar la verdad.

Significativamente, el diario oficioso de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, publicó en su edición del mismo domingo un par de artículos dedicados a la presentación del Diario del cardenal Costantini, en los que se hace todavía más explícita y circunstanciada referencia al venerable Pío XII y que reproducimos a continuación en nuestra versión española.



Carta del cardenal secretario de Estado en ocasión de la publicación
del Diario del primer delegado apostólico en China


Celso Costantini
y la triple misión de Pío XII


De los documentos emerge un pontificado abierto a la modernidad, que desembocó en el Vaticano II


El viernes 28 de mayo fue presentado en la Cámara de Diputados italiana el volumen preparado por Bruno Fabio Pighin Ai margini della guerra (1938-1947) [En los límites de la Guerra (1938-1947)], que saca a la luz el diario hasta ahora inédito del cardenal Celso Constantini (Venezia, Marcianum Press, 2010, 640 páginas, 50 €). Se hallaban presentes los cardenales Zenon Grocholewski, Bernard Francis Law y Giovanni Coppa, y Monseñor Juan Ignacio Arrieta Ochoa, obispo de Chinchetru. Con este motivo, el presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, envió un mensaje personal y el cardenal secretario de Estado remitió, en nombre de Benedicto XVI, una carta al cardenal Ivan Dias, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el cual presentó una comunicación, que se publica seguidamente prácticamente por entero. El texto que reproducimos fue leído por el arzobispo secretario de dicho dicasterio, Mons. Robert Sarah.





Carta del cardenal Tarcisio Bertone


El obsequio del volumen Ai margini della guerra (1938-1947), que contiene el diario inédito del cardenal Celso Costantini, publicado con la diligente participación de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha llegado a manos del Sumo Pontífice, que manifiesta su especial aprecio.

Su Santidad tuvo bajo los ojos el manuscrito de esta ilustre figura cardenalicia que fue secretario del importante dicasterio dedicado a la propagación de la Fe católica y me ha encargado expresarle una viva gratitud por haber favorecido la publicación de un texto de primera mano, que proporciona valiosas informaciones, adquiridas por conocimiento y experiencia directos de la obra gigantesca en el ámbito de la caridad, del testimonio cristiano, de la sabiduría política, de la respuesta a lo vasto de las necesidades, que la Sede Apostólica realizó en favor de las distintas poblaciones y de los varios grupos étnicos y culturales, durante el difícil período de los imperios ideológicos.

Los documentos de un prelado particularmente próximo al Santo Padre, publicados en el voluminoso y esmerado libro, hablan de las angustias de una Europa sofocada por los opuestos y sanguinarios extremismos, como también del anhelo de personas razonables, deseosas de paz, de justicia y de verdadera legalidad, empapada de veinte siglos de civilización cristiana.

En el período del cual se ocupa el Diario del cardenal Celso Costantini es necesario poner de relieve el constante, desinteresado y resuelto compromiso del papa Pío XII, de la Curia Romana y de todo eclesiástico –prelado, sacerdote, religioso o religiosa– en favor de fines caritativos y no ciertamente de propaganda. Favorecer la paz, promover el respeto de los derechos universales, mantener la equidad, evitar el mal, ofrecer refugio, acudir en la necesidad, excluir la participación en las pasiones políticas violentas: son éstas las exigencias que el entonces Monseñor Costantini –colaborador y verdadero amigo del papa Pacelli– registró día a día en sus memorias con gran precisión y lujo de detalles.

Entre sus anotaciones, Su Santidad ha destacado las siguientes palabras, que son del 26 de diciembre de 1941, escritas por Monseñor Costantini después de haber recalcado varias veces la gran atención y acción del papa Pacelli para con todos, en especial hacia los más necesitados y perseguidos: en Pío XII hay "una triple misión siempre providencial, pero especialmente en estos in quibus vidimus mala: la de Maestro, la de Juez, la de Padre (...) La actividad del Sumo Pontífice, en lugar de disminuir y casi cerrarse en un luto desolado, se multiplicó prodigiosamente”.

Señor Cardenal, las memorias privadas del cardenal Celso Costantini no tratan exclusivamente –aunque con grande y justa indignación– de la tristísima suerte de los pueblos y de categorías de personas sometidos a los más inhumanos destinos. Los documentos publicados gracias al esfuerzo y al interés de Monseñor Bruno Fabio Pighin hablan también de la incansable y generosa obra evangelizadora de la Iglesia, de su profunda y articulada reflexión teológica que desembocó en el concilio ecuménico Vaticano II, de la aproximación cultural, social y política del papado de Pío XII a la modernidad. Se trata, pues, de escritos altamente significativos y útiles.

El Santo Padre, al tiempo que espera que ellos sean valorados con espíritu ecuánime y razonable, desea manifestar nuevamente su profundo aprecio por la iniciativa, a la que considera una válida contribución a la verdad histórica.


(© L'Osservatore Romano, 30 de mayo de 2010)




Vidas paralelas en el torbellino de la guerra

Refutó las acusaciones contra Pacelli

antes de que nacieran

Innobles prejuicios construidos sobre arena



por el cardenal Ivan Dias



Los estudios hasta ahora llevados a cabo sobre el purpurado friulano han mostrado la profunda huella que dejó en la Iglesia universal. Aquí sólo deseo recordar algunas de sus estrategias: trazó un puente espiritual entre Occidente y Oriente siendo primer delegado apostólico en China; como secretario de la Propaganda Fide, imprimió derroteros francamente innovadores a la actividad misionera: gracias a su labor fueron consagrados por el papa Pío XI, en la basílica de San Pedro de Roma, los seis primeros obispos chinos (28 de octubre de 1926), paso esencial para la coronación de su obra misionera en China. En 1939 fue el único prelado de la Curia Romana que se atrevió a proponer la convocación de un concilio ecuménico para la reforma de la Iglesia; en fin, se comprometió, con clarividencia, en la creación de una Europa unida, en comunidad solidaria con todas las demás naciones. Pero, aun después de su muerte, Celso Costantini no deja de asombrarnos con su Diario, escrito cuando era secretario del dicasterio que presido.

Leyendo el texto que ahora sale a la luz impresiona enormemente el rol por él desempeñado durante el segundo conflicto mundial. Supo mantener intensas relaciones con hombres de gobierno, con exponentes políticos, con prelados de todo el mundo, con intelectuales y artistas, pero también con gentes humildes, sobre todo con las abrumadas por la miseria y la desesperación. Para estas últimas, incluyendo los judíos, Monseñor Celso se convirtió en un punto de referencia –a veces esencial– en cuanto a su socorro, como lo fue para salvar la vida del gran estadista italiano Alcide De Gasperi, a pesar de la amenaza de su deportación a los campos de concentración nazis.

El Diario escrito por constantini en el período más dramático de la Historia contemporánea, o sea de 1938 a 1947, permaneció hasta ahora inédito por motivos comprensibles. No es posible todavía consultar los documentos correspondientes a aquellos años que obran en el Archivo Secreto Vaticano y en muchos otros sitios. Sin embargo, la empresa editorial llevada a cabo por Monseñor Bruno Fabio Pighin se revela como una fuente valiosa sea para la Historia de Italia que para la de la Iglesia, que permite, además, llenar un vacío importante en la biografía del purpurado, que ahora resplandece más que antes entre los personajes eminentes del pasado siglo.

Deseo alentar la producción de otras publicaciones relacionadas con la figura del purpurado friulano, como podría ser la de su voluminoso epistolario, en la seguridad que la apenas nacida fundación que lleva su nombre sabrá apoyar iniciativas de gran valor cultural y espiritual.

Quisiera aquí destacar algo que me ha sido sugerido por la portada del libro, que reproduce a dos personajes en un intenso diálogo entre ellos: Pio XII e il cardinale Celso Costantini.

Los dos nacieron el mismo año (1876); fueron ordenados sacerdotes también en el mismo año (1899); ambos estuvieron al servicio de la diplomacia de la Santa Sede; vivieron próximos en la Curia Romana, y trabajaron estrechamente en perfecta sintonía y espíritu de cooperación. Costantini fue creado cardenal por Pío XII; los dos murieron el mismo año en el mismo mes (octubre de 1958). Todo ello puede parecer una simple coincidencia, pero creo que se trata, en cambio, de un designio de la Providencia, sobre todo al leer el presente Diario, que los presenta estrechamente comprometidos por la paz, por la ayuda a los damnificados de cualquier religión o etnia, por la edificación de un mundo nuevo sobre los escombros provocados por la Segunda guerra Mundial.

Esta obra, escrita hace unos setenta años, es decir en tiempos nada sospechosos (es decir, antes de que surgieran campañas infamantes y acusaciones infundadas contra el papa Pacelli), contribuye a destruir lo que es un castillo de arena, basado en innobles prejuicios contra Pío XII. Hace emerger su noble figura, que cobra mayor magnitud en medio de la horrible tragedia que él supo afrontar como verdadero pastor de una humanidad extraviada y profundamente ultrajada.

El empeño en lanzar fango sobre la figura del Papa se repite en la Historia, pero la operación “verdad” tarde o temprano prevalece sobre las más refinadas maquinaciones. Por eso creo que el valor de este Diario trasciende sus ya notables cualidades intrínsecas y hace que se coloque entre los escritos a los cuales parece obligado enfrentarse en el tema del diálogo entre la Iglesia y el mundo contemporáneo.


(© L'Osservatore Romano, 30 de mayo de 2010)





27 de mayo de 2010

Nuevas traducciones de la oración por la pronta beatificación del Venerable Pío XII



Esperanto


(Cortesía de D. Carlo Sarandrea)


Sardu



(Cortesía de Raimondo Mameli)


Shqipe



(Cortesía de Thomas Frachery)


Napoletano


(Cortesía de Enzo Gallo)


20 de mayo de 2010

Próximos actos conmemorativos en honor del venerable Pío XII en Roma. Homenaje a sor Margherita Marchione, su mayor biógrafa


Nuestro buen amigo, Don Livio Spinelli, secretario de la conocida e ilustre sor Margherita Marchione, nos ha hecho llegar el programa de los actos conmemorativos que tendrán lugar en honor del venerable Pío XII el próximo mes de junio en Roma y la localidad de Santa Marinella, coincidiendo con la presencia en Italia de la religiosa. Para información de nuestros gentiles lectores tenemos el gusto de publicar a continuación nuestra traducción castellana del material recibido.



ROMA FESTEJA A PÍO XII, EL ÚLTIMO PAPA ROMANO




Correos de Italia emite dos matasellos especiales conmemorativos


En ocasión de la visita a Italia de sor Margherita Marchione, profesora emérita de las Maestras Pías Filippini, han sido organizadas unas jornadas para recordar al Venerable Pío XII.

El 1º de junio, por la tarde, sor Margherita hablará para el centro de difusión de la Cultura Salotto Romano en la Biblioteca Vallicelliana (junto a la Chiesa Nuova), por invitación de la conocida revista Voce Romana.

El 2 de junio, día de San Eugenio (onomástico del papa Pacelli), en la Plaza de San Pedro, será bendecido el busto en bronce del Pontífice, obra del maestro Renato Palella, de 200 kilos de peso, que sará colocada después en el jardín del Santuario de Santa María de la Visitación en Santa Marinella (Roma).

Dicho jardín será dedicado “Al papa Pío XII y a los Justos del Mundo”, una especie de Yad Vashem cristiano, una ciudadela de la memoria histórica, donde se emplazará el monumento de la Campaña Africana en recuerdo de todos los soldados italianos caídos en África, que fuera bendecido por el Venerable Juan Pablo II.

En ese día Sor Margherita Marchione recibirá la ciudadanía honoraria de Santa Marinella y Correos de Italia sacará un matasellos especial alusivo.

El 3 de junio, por la tarde, los Poetas Romanos tributarán una especial bienvenida a Sor Margherita en el Teatro Tor di Nona (Via degli Acquasparta 16, Roma 00186).

El 4 de junio, en el Palazzo Ferrajoli (Piazza Colonna) de Roma, Sor Margherita Marchione disertará sobre “Eugenio Pacelli, Pío XII, el último papa romano”, acto en el que intervendrán: el Emmo. Cardenal Farina, bibliotecario de la Santa Iglesia Romana, el Senador Giulio Andreotti y el príncipe Lillio Ruspoli. El evento ha sido organizado por Editorial Pagine y su editor Luciano Lucarini, y por la Sección de Santa Marinella del GAR (Grupo Arqueológico Romano), habiendo Correos de Italia dispuesto la edición del segundo matasellos especial alusivo.

Se informa que el último libro de Sor Margherita Marchione La Vita Postuma di Papa Pio XII –con prólogo de Giulio Andreotti– se halla ya en imprenta para su próxima publicación por la Libreria Editrice Vaticana (LEV). En Estados Unidos –donde ya se publicó el pasado mes de abril el volumen que la religiosa dedica a su congregación en conmemoración de los Cien Años de la Provincia Norteamericana de las Maestras Pías Filippini– saldrá en inglés con el título The Posthumous Life of Pope Pius XII.

Previamente a este programa, Sor Margherita estará en Turín entre el 23 y el 25 de mayo para algunas conferencia y encuentros sobre el Venerable Pío XII por invitación de Massimo Introvigne.

Se incluye una biografía de Sor Margherita Marchione (ver más abajo), así como el programa de los principales eventos (ver más abajo) y los matasellos postales conmemorativos (ver arriba).


Prof. Livio Spinelli
Secretario de sor Margherita Marchione
Tel. 328-1238850




BIOGRAFÍA DE SOR MARGHERITA MARCHIONE











Programa de actividades de junio de 2010




13 de mayo de 2010

El Papa de Fátima relata cómo vio el milagro del sol en los jardines vaticanos






Como se sabe, el venerable Pío XII fue gratificado en vida con dos manifestaciones sobrenaturales: la visión del milagro del sol que había tenido lugar en Fátima en 1917 reproducido en los jardines vaticanos y la aparición de Nuestro Señor durante su grave enfermedad de 1954. Hoy nos ocuparemos de aquélla. Recordemos, para empezar, que el papa Pacelli está misteriosamente vinculado a Fátima, pues fue consagrado obispo por el papa Benedicto XV, en la Capilla Sixtina (foto arriba), la misma mañana del 13 de mayo de 1917 en la que la Santísima Virgen se aparecía a los tres pastorcillos. Además, durante su pontificado se hizo eco de la petición de Nuestra Señora hecha a través de sor Lucía en Tuy (aparición de 1929) para que el Papa consagrase a Rusia a su Inmaculado Corazón, cosa que Pío XII hizo en 1952 mediante la carta apostólica Sacro vergente anno, aunque sin el concurso colegial de todos los obispos del mundo (como lo había indicado la Virgen).

Se sabía que el venerable Pío XII había visto el milagro del sol de Fátima en los jardines vaticanos por una homilía que el cardenal Federico Tedeschini, enviado al lugar de las apariciones como legado pontificio para clausurar el año santo 1950, pronunció el 13 de octubre de 1951 y en la que afirmó que el Papa había visto lo mismo que presenciaron los testigos que estaban presentes en Fátima el día de la última aparición (13 de octubre de 1917). Esta revelación fue ampliamente difundida por la prensa de la época y por la imaginería religiosa, llegándose a imprimir millares de estampas que representaban la escena de Pío XII mirando hacia el sol danzante sobre los jardines vaticanos (en España se hizo célebre el calendario de bolsillo editado por Heraclio Fournier). Pero no se tenía una versión directa del episodio.

En noviembre de 2008, uno de los biógrafos contemporáneos más conocidos del venerable Pío XII, Andrea Tornielli, reveló el descubrimiento, entre los papeles privados de la familia Pacelli, de un autógrafo del Papa en el que se lee el relato de lo que vio más de una vez en aquel otoño del año jubilar de 1950. El documento es de un extraordinario valor por ser de primera mano, por su inmediatez y por su lenguaje natural (alejado del gran estilo que caracterizaba la oratoria y los escritos oficiales de Pacelli), y confirma plenamente lo que ya se sabía por vía indirecta. Dejemos hablar al protagonista con sus propias palabras. Reproducimos a continuación el texto original en italiano, seguido de nuestra traducción castellana. Es el mejor homenaje que podemos hacer hoy al Papa que fue consagrado obispo un día como hoy de 1917.


Visión fatimista de Pío XII
(ilustración de La Domenica del Corriere)


«Era il 30 ottobre 1950, antivigilia del giorno, da tutto il mondo cattolico atteso con tanta ansia, della solenne definizione dell'assunzione in cielo di Maria Santissima. Verso le ore 4 pom. facevo la consueta passeggiata nei giardini vaticani, leggendo e studiando, come di solito, varie carte di ufficio. Salivo dal piazzale della Madonna di Lourdes verso la sommità della collina, nel viale di destra che costeggia il muraglione di cinta. A un certo momento, avendo sollevato gli occhi dai fogli che avevo in mano, fui colpito da un fenomeno, mai fino allora da me veduto. Il sole, che era ancora abbastanza alto, appariva come un globo opaco giallognolo, circondato tutto intorno da un cerchio luminoso, che però non impediva in alcun modo di fissare attentamente il sole, senza riceverne la minima molestia. Una leggerissima nuvoletta trovavasi davanti. Il globo opaco si muoveva all'esterno leggermente, sia girando, sia spostandosi da sinistra a destra e viceversa. Ma nell'interno del globo si vedevano con tutta chiarezza e senza interruzione fortissimi movimenti.

«Lo stesso fenomeno si ripeté il giorno seguente, 31 ottobre, e il 1° novembre, giorno della definizione; e poi di nuovo l'8 novembre, ottava della stessa solennità. Quindi non più. Varie volte cercai negli altri giorni, alla stessa ora e in condizioni atmosferiche uguali o assai simili, di guardare il sole per vedere se appariva il medesimo fenomeno, ma invano; non potei fissare nemmeno per un istante, rimaneva subito la vista abbagliata.

«Nei giorni seguenti manifestai il fatto a pochi intimi e a un piccolo gruppo di Cardinali (forse quattro o cinque), fra i quali era il Cardinal Tedeschini. Quando questi, prima della sua partenza per la sua missione di Fatima, venne a visitarmi, mi espresse il suo proposito di parlarne nella sua Omelia. Gli risposi: "Lascia stare, non è il caso". Ma egli insistette sostenendo l'opportunità, di tale annuncio, ed io allora gli spiegai alcuni particolari dell'avvenimento. Questa è, in brevi e semplici termini, la pura verità».

El autógrafo papal


«Era el 30 de octubre de 1950, antevigilia del día, esperado con tantas ansias por todo el mundo católico, de la solemne definición de la Asunción al cielo de María Santísima. Hacia las 4 de la tarde, realizaba mi acostumbrado paseo por los jardines vaticanos, leyendo y estudiando, como siempre, varios documentos de despacho. Iba subiendo desde la plaza de la Virgen de Lourdes hacia la cima de la colina, por el camino a la derecha que discurre paralelo a lo largo de la muralla. De repente, habiendo alzado los ojos de los folios que tenía en la mano, fui sorprendido por un fenómeno que no había visto nunca hasta entonces. El sol, que todavía estaba bastante alto, aparecía como un globo opaco amarillento, rodeado completamente por un aro luminoso, que, sin embargo, no impedía en modo alguno mirar fijamente al sol, sin experimentar la mínima molestia. Sólo tenía delante una ligerísima nubecilla. El globo opaco se movía ligeramente hacia afuera, sea girando, sea yendo de izquierda a derecha y viceversa. Pero en el interior del globo se veían con toda claridad y sin interrupción movimientos fuertísimos.

«El mismo fenómeno se repitió al día siguiente, 31 de octubre, y el 1º de noviembre, día de la definición; y, de nuevo más tarde el 8 de noviembre, octava de la misma solemnidad. Desde entonces no más. Varias veces, en los días siguientes, a la misma hora y con las mismas o similares condiciones atmosféricas, procuré mirar al sol para ver si aparecía el mismo fenómeno, pero fue en vano. No podía mirarlo ni siquiera por un instante pues la vista quedaba inmediatamente cegada.

«Durante los siguientes días di a conocer el hecho a pocos íntimos y a un pequeño grupo de cardenales (tal vez cuatro o cinco), entre los cuales estaba el cardenal Tedeschini. Cuando éste, antes de su partida para la misión de Fátima, vino a visitarme, me comunicó su propósito de hablar de ello en su homilía. Yo le respondí: “Déjalo estar, no es el caso”. Pero él insistió, defendiendo lo oportuno de semejante anuncio, y entonces le expliqué algunos detalles del acontecimiento. Ésta es, en breves y sencillos términos, la pura verdad ».



El calendario Fournier, muy difundido en España

27 de abril de 2010

Nuevas traducciones de la oración por la pronta beatificación del Venerable Pío XII



Vèneto


Gracias especiales al Sr. Fabio Lazzarin por esta traduccíón


Tagalog


Gracias especiales al Rvdo. P. Abraham Arganiosa, C.R.S., por esta
traducción y al Sr. Carlos Antonio Palad por facilitárnosla



Bahasa Indonesia


Gracias especiales al Sr. Sean Stanislas
Lumunon por esta traducción


21 de abril de 2010

El obispo emérito de Belluno-Feltre compara Benedicto XVI a Pío XII


“El papa Benedicto XVI recuerda
la grandeza doctrinal de Pío XII”


El papa Benedicto XVI cumple cinco años de pontificado: ¡congratulaciones! Es el faro seguro de un mundo azotado por las olas furiosas del relativismo, en un tiempo de tormenta dominado por la confusión, el modernismo y el laicismo galopantes, que dificulta y hasta impide remar en otro sentido que no sea contrario a la sana tradición de la Iglesia Católica.

Hemos hablado con monseñor Maffeo Giovanni Ducoli (foto), obispo emérito de Belluno-Feltre (n. 1918). Le pedimos su opinión sobre Benedicto XVI. Su respuesta: “Creo que el Señor ha regalado un gran papa a la Iglesia Católica: ha sido una verdadera ganancia para todos. Sabe guiar la Barca de Pedro con mano firme y segura, corriendo él mismo riesgos. Hoy lo atacan por su coherencia”. Le pedimos que nos explique eso de la cualidad de claridad expositiva que atribuye al Pontífice: "Ciertamente, da claridad a cosas a menudo complicadas, desmenuzando, reduciendo a lo más simple argumentos abstrusos y poco digeribles. Es ésta la característica típica de los grandes hombres de Iglesia y de los teólogos de casta. Hay que estar orgullosos y contentos de tenerlo como Papa”. Le preguntamos por cuál motivo lo atacan. Responde: "Quien predica el respeto de la verdad y de las reglas no puede lógicamente ser bien visto ni aceptado por aquellos que pretenden vivir en las tinieblas del pecado. A los que siguen la cultura del placer, del relativismo, de la sexualidad desenfrenada no les gusta una Iglesia conducida con mano firme y rigurosa y entonces inventan calumnias, agigantan escándalos, escupen sobre la institución. En suma, el demonio está siempre al acecho”.

Y añade después: "Este papa definido como autoritario y despótico ha demostrado ser, por el contrario, afable y generoso, escuchando a todos, abriéndose a la colegialidad, discutiendo con creyentes y no creyentes. Ha desmentido con sus actitudes y con su conducta a todos aquellos que hablaban de él como un dictador. Es sabiamente el Papa del diálogo entendido en el mejor de los modos. Discutir significa entender al interlocutor sin renunciar nunca a la propia identidad, estableciendo límites doctrinales claros; de lo contrario, sólo se provoca confusión y se cede al sincretismo”.

Preguntamos: “Usted ha conocido a varios papas, ¿a quién le recuerda más Benedicto XVI?”. Monseñor Ducoli contesta sin dudar: “Diría que a Pío XII, otro auténtico santo de la Iglesia, a la que sirvió con lealtad y rigor. También Pío XII estaba dotado de enorme espiritualidad y competencia teológica. Fue un hombre sabio y prudente”. Le señalamos: “Pero los judíos lo critican”. Replica: “Sin razón, porque escogiendo la sabia línea de la cautela y no de los inútiles clamores salvó muchas vidas de judíos”.

Bruno Volpe

Dos grandes papas: un mismo espíritu

11 de abril de 2010

Benedicto XVI asiste a una película sobre Pío XII en Castel Gandolfo



Con gran placer reproducimos, en nuestra traducción española, dos artículos aparecidos en la edición de hoy de L’Osservatore Romano, en los que se da cuenta de la función cinematográfica que ha tuvo lugar el pasado viernes 9 de abril en la Sala de los Suizos del palacio de la villa papal de Castel Gandolfo. Se proyectó ante Benedicto XVI la coproducción internacional para la televisión Bajo el cielo de Roma, que trata sobre la actuación del Venerable Pío XII durante el terrible período de la ocupación alemana de Roma (1943-1944). El relieve dado a este punto de la agenda del Santo Padre muestra una vez más su admiración y aprecio a la figura de su predecesor el Pastor Angelicus.


Benedicto XVI asiste a la proyección de la película
Bajo el cielo de Roma sobre Pío XII

El papa de la caridad

Pío XII fue "el Papa que, como padre de todos, presidió en la caridad en Roma y en el mundo”. Lo ha recordado Benedicto XVI al final de la película Bajo el cielo de Roma, proyectada el viernes 9 de abril por la tarde en la Sala de los Suizos del Palacio Pontificio de Castel Gandolfo.

Queridos amigos:

Estoy muy contento de haber asistido a la primera proyección de la película Bajo el cielo de Roma, coproducción internacional que presenta el papel fundamental desempeñado por el Venerable Pío XII en la salvación de Roma y de tantos perseguidos entre 1943 y 1944. Aunque de carácter divulgativo, se trata de un trabajo que, a la luz de los estudios más recientes, quiere reconstruir aquellos dramáticos acontecimientos y la figura del Pastor Angelicus. Agradezco al Sr. Paolo Garimberti, presidente della Rai, por las amables palabras que me ha dirigido. Mi reconocimiento también al Sr. Ettore Bernabei, a los demás productores y a cuantos han colaborado para realizar el significativo trabajo que acabamos de ver. Saludo afectuosamente al Señor Cardenal, a los prelados y a todos los presentes.

Estas obras –pensadas para el gran público, con los medios más modernos y, al mismo tiempo, destinadas a ilustrar personajes o acontecimientos del siglo pasado– revisten un especial valor sobre todo para las nuevas generaciones. Para quien en la escuela ha estudiado ciertos hechos y quizás ha oído hablar de ellos, películas como ésta pueden ser útiles y estimulantes y pueden ayudar a conocer un período que no es ciertamente lejano, pero que los frenéticos acontecimientos de la historia reciente pueden hacer olvidar. Pío XII fue el pontífice de nuestra juventud. Con su rico magisterio supo hablar a los hombres de su tiempo indicándoles el camino de la Verdad y con su gran sabiduría supo orientar a la Iglesia hacia el horizonte del Tercer Milenio. Me interesa, sin embargo, subrayar especialmente que Pío XII fue el papa que, como padre de todos, presidió en la caridad en Roma y en el mundo, sobre todo en el difícil período del segundo conflicto mundial. En un discurso del 23 de julio de 1944, inmediatamente después de la liberación de la ciudad de Roma, agradecía a los miembros del Círculo de San Pedro por su colaboración prestada, diciendo “Nos ayudáis a satisfacer más ampliamente nuestro deseo de enjugar tantas lágrimas, de aliviar tantos dolores”, e indicaba como de importancia central para todo cristiano la exhortación de San Pablo a los Colosenses (3, 14-15): "Y por encima de todo revestíos de la caridad, que es el vínculo de la perfección; que la paz de Cristo triunfe en vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados para formar un solo cuerpo” (Discursos y Radiomensajes de Su Santidad Pío XII, VI, p. 87-88).

El primado de la caridad, del amor (que es el mandamiento del Señor Jesús): éste es el principio y la clave de lectura de toda la obra de la Iglesia y, en primer lugar, de su Pastor universal. La caridad es la razón de toda acción, de toda intervención. Es la razón global que mueve el pensamiento y los gestos concretos, y me complace de que en esta película emerja tal principio unificador. Me permito sugerir esta clave de lectura, a la luz del auténtico testimonio del gran maestro de fe, esperanza y caridad que fue el papa Pío XII.

Renovando a todos la expresión de mi agradecimiento, aprovecho la ocasión para presentarlos mis mejores deseos pascuales, al tiempo que de corazón os bendigo, tanto a los aquí presentes, como a vuestros colaboradores y seres queridos.

(©L'Osservatore Romano - 11 aprile 2010)


Descanso durante el rodaje de Bajo el cielo de Roma


La valoración de la miniserie televisiva sobre Pío XII de Benedicto XVI

Una reconstrucción libre de prejuicios

di Gianluca Biccini

"El pontífice de mi juventusd", il Pastor Angelicus que "presidió en la caridad durante el difícil período del segundo conflicto mundial”. Benedicto XVI ha recordado así la figura y la obra de su predecesor Pío XII después de asistir en Castel Gandolfo, el viernes 9 de abril, por la tarde, a una síntesis de la miniserie televisiva Bajo el cielo de Roma.

El Papa, que se encuentra en la villa veraniega papal en el Lazio desde la tarde del Domingo de Pascua, expresó su aprecio por la obra, centrada sobre la acción de Eugenio Pacelli –el último romano que ocupó al solio de Pedro, entre 1939 y 1958– para impedir que la Ciudad Eterna fuese destruida por la guerra y para proteger a los judíos en el interior de conventos e institutos religiosos, convertidos en zonas extraterritoriales por su voluntad. La reconstrucción de los hechos y la ambientación se refieren a los dramáticos días vividos por la Urbe en el período que va desde la segunda mitad de 1943 hasta los primeros meses de 1944; desde el bombardeo de San Lorenzo del 19 de julio al armisticio del 8 de septiembre, desde la redada en el gueto del 16 de octubre al atentado de Via Rasella del 23 de marzo y la inmediata represalia nazi al día siguiente en las Fosas Ardeatinas, hasta el ingreso de las tropas aliadas el 4 de junio.

Dos episodios, de noventa minutos cada uno, dirigidos por Christian Duguay (el mismo director de una serie sobre San Agustín) y que escenifican, además de la historia de dos jóvenes judíos, un episodio histórico poco conocido: el plan nazi para raptar a Pío XII, la única autoridad que quedó en el territorio de una Italia partida en dos. La orden venía directamente de Hitler, pero el Papa se rehúsa con tenacidad a abandonar el Vaticano y a los romanos a su destino.

Eugenio Pacelli es interpretado por el actor norteamericano James Cromwell (foto), que ha representado varias veces a lo largo de su carrera el papel de presidente de los Estados Unidos. En las escenas aparece siempre a su lado Cesare Bocci, que hace de monseñor Montini, el futuro Pablo VI, por entonces substituto de la Secretaría de Estado.

La productora Lux Vide e los guinistas trabajaron sobre una documentación notoriamente vastísima y sobre todo sobre una imponente bibliografía. Una iniciativa –explican los productores– “que quiere proporcionar un conocimiento accesible a todos para superar prejuicios y críticas malévolas”.

Antes de la proyección, el presidente de la entidad radiotelevisiva italiana, Paolo Garimberti, durante su saludo dirigido a Benedicto XVI, evidenció cómo “la gran tradición de servicio público de la Rai” se caracteriza “por el compromiso de realizar producciones de gran valor cultural y popular, con la ambición de ofrecer a los telespectadores una contribución al desarrollo de un diálogo sobre temas de actualidad, dirigiendo la mirada a las raíces de nuestra historia”. A continuación añadió que la Rai se siente orgullosa de la obra presentada. “A lo largo de los años –dijo– el pontífice que tuvo la difñicil tarea de conducir la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial se ha convertido en objeto de un debate que todavía hoy prosigue y toca temas de gran sensibilidad”. El reto es, pues, “contar al gran público la historia de un papa y de su pontificado, estimulando la reflexión sobre uno de los momentos más dramáticos del Novecientos”.

En la Sala de los Suizos del palacio de la villa papal han seguido la proyección de la película: el cardenal Giovanni Battista Re; los arzobispos monseñores Filoni (substituto de la Secretaría de Estado), Mamberti (secretario para las Relaciones con los Estados) y Harvey (prefecto de la Casa Pontificia); el obispo de Albano, mons. Semeraro, y los monseñores Wells (asesor de la Secretaría de estado), Balestrero (sub-secretario para las Relaciones con los Estados), Karcher (del Protocolo de la Secretaría de Estado), Gänswein (secretario particular de Benedicto XVI) y Xuereb (de la secretaría particular), con algunos ceremonieros pontificios. Entre otras personalidades: el director de las Villas Pontificias, Sr. Petrillo; el médico personal del Papa, Dr. Polisca, y nuestro director (Giovanni Maria Vian).

Con el presidente de la Rai, Sr. Garimberti, estaban el director general, Sr. Masi; miembros del consejo de administración y algunos directores. La productora Lux Vide estaba representada por la familia Bernabei. También se hallaban presentes los coproductores alemanes de la Eos Entertainment y representantes de la Bayerischer Rundfunk y de la Tellux Film. Con los guionistas Arlanch e Bettelli estaban los actores Alessandra Mastronardi y Marco Foschi, intérpretes de los dos jóvenes judíos que encuentran refugio en uno de los conventos que el salvatoriano P. Pancrazio Pfeiffer había transformado en lugares de protección con el aval del papa Pacelli. El religioso alemán tuvo un papel de primer plano en la mediación entre los ocupantes nazis y la Santa Sede.

La serie será distribuida en el mercado internacional con el título de Pius XII. Under the Roman Sky. "Pensadas para el gran público –ha dicho el Papa comentando las imágenes–, estas obras revisten especial valor sobre todo para las nuevas generaciones”. El género de ficción es, en efecto, según Benedicto XVI, útil para hacer “conocer un período que no es ciertamente lejano, pero que los frenéticos acontecimientos de la historia reciente pueden hacer olvidar ".

(© L'Osservatore Romano - 11 de abril de 2010)

18 de marzo de 2010

Oración por la beatificación de Pío XII en doce idiomas



English




Français




Ελληνικά



Gracias especiales al Sr. Stelios Rigopoulos por
esta versión en griego eclesiástico y patrístico


Castellano




Deutsch




Suomi



Gracias especiales a mtervaportti
por esta versión en finés



Русский




Italiano




Português




Netherlands




Català




Latine




12 de marzo de 2010

Encomendemos a Sor Margherita Marchione





Un amable lector nos ha señalado una noticia preocupante: Sor Margherita Marchione (foto) ha sufrido un ataque al corazón en su residencia de Nueva Jersey en los Estados Unidos. Parece ser que se encuentra estable y recuperándose, pero rogamos encarecidamente a nuestros lectores eleven a Dios sus oraciones por esta extraordinaria religiosa, que tanto ha hecho por la memoria del Venerable Pío XII. Aprovechemos para encomendarla por la especial intercesión de este gran papa.

Reproducimos la noticia, tal cual aparece en el sitio virtual de Sor Margherita:

SPECIAL NOTICE

Sister Margherita was hospitalized with a heart attack. She is doing well. Pray for her continued recovery. You can e-mail her at

sr.margherita.marchione@gmail.com

or send her a get well card at:


Sister Margherita Marchione
Villa Walsh Acadamy
455 Western Avenue
Morristown, NJ 07960-4928


Webmaster: http://www.sistermargherita.com/



NOTICIA DE ÚLTIMA HORA


Sor Margherita ha sido hospitalizada víctima de un ataque cardíaco. Se está recuperando. Rogad por su total recuperación. Podéis enviarle un correo electrónico a:


sr.margherita.marchione@gmail.com


o enviarle una tarjeta de buenos deseos a:

Sister Margherita Marchione
Villa Walsh Acadamy
455 Western Avenue
Morristown, NJ 07960-4928


Webmaster: http://www.sistermargherita.com/



Venerabilis Pie XII: ora pro ea!