25 de mayo de 2009

El libro de Sor Margherita Marchione fue presentado con éxito

Sor Margherita en compañía de un caballero, John Sonnen
y hermanas de las Maestras Pías Filippini

Reproducimos con gran placer la crónica de la presentación del más reciente libro de sor Margherita Marchione sobre Pío XII, que, como anunciáramos, tuvo lugar el jueves 21 de mayo ppdo. Esperamos poder verlo pronto publicado en lengua española y felicitamos desde este blog tanto a su ilustre autora cuanto a todos los que han hecho posible el éxito del acto.





PIO XII: ¡SANTO YA!
CRÓNICA DE LA PRESENTACIÓN DEL RECIENTE
LIBRO DE SOR MARGHERITA MARCHIONE

Fiesta grande por el papa Pío XII el 21 de mayo en la sala de conferencias del Palacio Marini de la Cámara de Diputados. Y fiesta también por su defensora sor Margherita Marchione, que, apenas cumplidos los 87 años, ha viajado expresamente desde los Estados Unidos –donde reside– para presentar su último libro a favor de la beatificación de Eugenio Pacelli, siendo acogida por el senador Giulio Andreotti y otras varias personalidades italianas y extranjeras presentes para el acto.

El evento fue organizado y patrocinado por el Dr. Alberto De Marco, presidente de la Associazione Amici di Totò…a prescindere! Onlus, con la colaboración del Prof. Livio Spinelli por el GAR (Gruppo Archeologico Romano) de Santa Marinella, localidad predilecta de Eugenio Pacelli; y, además, del secretario del Comitato Papa Pacelli, el abogado rotal Emilio Artiglieri; del Dr. Rolando Clementoni, gentilhombre de Su Santidad y responsable para Italia de la organización mundial judía Pave the Way Foundation; del delegado para Italia del Solidalitium Internationale Pastor Angelicus, el teólogo Dr. John Sonnen, en representación del presidente D. Rodolfo Vargas, y de la Associazione Mondoconsumatori.

Sor Margherita Marchione, que fue entrevistada por la RAI y Radio Vaticano en la ocasión, es autora de más de 60 libros, de los cuales una veintena son relativos a la figura de Pío XII. Es tal su diligencia en honrar la memoria de este pontífice que en los Estados Unidos ha organizado el que hasta hoy es el primer museo en el mundo enteramente dedicado al papa Pacelli. Su libro apenas presentado lleva por título Papa Pio XII. Un’antologia di testi nel 70° anniversario dell’Incoronazione (Pío XII. Antología de textos en el 70º aniversario de su coronación) y ha sido editado en italiano e inglés por la Librería Editora Vaticana.

La víspera de la presentación sor Margherita había sido recibida en audiencia por el papa Benedicto XVI y tuvo un encuentro con el cardenal Bertone, secretario de Estado de Su Santidad. El acto del 21 tuvo mucha afluencia de público. Tras la exposición de Sor Margherita y del senador Andreotti, la religiosa regaló a los asistentes estampas del papa Pío XII con reliquia y oración, la que fue recitada en la sala por el actor Angelo Blasetti. El cineasta Arnaldo Ninchi leyó, por su parte, algunos de los pasajes más significativos del volumen. A continuación hubo la intervención del Prof. Tito Rizzo, consejero jefe del Servicio de la Presidencia de la República, así como del Prof. Porfirio Grazioli, presidente de la Ciudad de los Muchachos. El Prof. Livio Spinelli, por cuenta del GAR de Santa Marinella, leyó, en fin, una memoria histórica en recuerdo del conciudadano Eugenio Pacelli, el cual desde la infancia veraneó en esa su localidad preferida junto con su hermano el abogado consistorial Francesco, su padre espiritual monseñor Francesco di Paola Cassetta y de su amigo el científico y Premio Nobel Guglielmo Marconi, que, iluminado por el futuro Pío XII, se convirtió al catolicismo.

Durante la conferencia fue proyectado un documental histórico producido por el Dr. De Marco y el cineasta Vincenzo De Sio en colaboración con el GAR. En él se incluía una entrevista efectuada en Israel al Prof. Michael Tagliacozzo sobre el libro de sor Margherita. El Prof. Tagliacozzo, judío romano de Monteverde, nacido en 1921 y que sobreviviera milagrosamente a las redadas de los nazis, es hoy miembro del kibbutz Nir Etsiyon en el monte Carmelo y está considerado como uno de los máximos estudiosos de las vicisitudes históricas de la comunidad judía romana. Dirige la sección “Italia” del Beth Lohamè Haghettaot, uno de los principales museos y centros de estudios en Israel de documentación histórica sobre el Holocausto y sobre la Segunda Guerra Mundial. La entrevista íntegra será objeto de un próximo artículo nuestro. Al evento del 21 se adhirieron, además, el Prof. Francesco Amicucci, docente universitario de la Pontificia Universidad Lateranense y el Duca de Willemburg, Riccardo Giordani, comisario mayor de la Soberana Orden Militar de Malta, así como el periodista y escritor Prof. Mario De Rossi.

Roma, 23 de mayo de 2009.


Prof. Livio Spinelli
Gruppo Archeologico Romano
Sección de Santa Marinella


Mesa presidencial con el senador Andreotti y la autora

20 de mayo de 2009

Presentación en Roma de un nuevo libro de Sor Margherita Marchione sobre Pío XII


Nuestro buen amigo el Prof. D. Livio Spinelli, nos envía la invitación al acto que tendrá lugar mañana en Roma, en el que será presentado el nuevo libro de Sor Margherita Marchione: Papa Pio XII. Una antologia di testi nel 70º anniversario dell’incoronazione (El papa Pío XII. Antología de Textos en el 70º aniversario de su coronación). Representará al SIPA John Sonnen, nuestro delegado en Italia y creador del blog ORBIS CATHOLICVS, que tanto hace por la difusión de la figura del gran papa Pacelli. Ofrecemos a continuación la traducción española del anuncio al tiempo que auguramos el mayor de los éxitos a esta presentación que, sin duda, constituirá un importante acontecimiento cultural y espiritual.




Conferencia

Pío XII. Antología de textos en el
70º aniversario de su coronación

La Associazione Amici de Totò… a prescindere Onlus, con la colaboración del profesor Livio Spinelli, presidente del Grupo Arqueológico de Santa Marinella, del Comitato Papa Pacelli, de la prestigiosa Pave the Way Foundation, del Sodalitium Internationale Pastor Angelicus, del Assep (Associazione Sviluppo Sociale e Professionale) Onlus y de la Associazione Mondoconsumatori, organiza la presentación del nuevo libro de la religiosa ítalo-norteamericana sor Margherita Marchione el próximo jueves 21 de mayo, de las 16 a las 20 horas, en la sala de conferencias del Palacio Marini de la Cámara de Diputados, sita en Via del Pozzetto 158.

La Madre Marchione, que tiene la venerable edad de 86 años, participará en este importante acto. En el curso de su larga vida ha escrito más de veinte libros sobre la figura del papa Pío XII y se halla actualmente comprometida en el proyecto de un museo en los Estados Unidos dedicado al pontífice. Su nueva obra, que será presentada en la Cámara de Diputados, lleva el sugestivo título de Papa Pio XII. Una antologia di testi nel 70º anniversario dell’incoronazione (El papa Pío XII. Antología de Textos en el 70º aniversario de su coronación) y ha sido publicada por la Librería Editora Vaticana.

El evento, durante el que serán leídos algunos pasajes del libro por el actor y cineasta Arnaldo Ninchi, será presentado por el actor Angelo Blasetti y dará inicio con el saludo del Emmo. Sr. Cardenal Secretario de Estado Tarsicio Bertone. Serán ponentes: el Dr. Tito Lucrezio Rizzo, consejero jefe del Servicio de la Presidencia de la República, profesor universitario y flamante presidente del Sindicato de Funcionarios del Quirinal; el Comendador Emilio Artiglieri, abogado rotal, secretario y coordinador del Comitato Papa Pacelli; el maestro Georges de Canino, artista e historiador del Holocausto; el Prof. Porfirio Grazioli, presidente de la “Ciudad de los Muchachos”; el Dr. Rolando Clementoni, gentilhombre de Su Santidad y responsable para Italia de la Pave the Way Foundation.

Participarán: el Senador Giulio Andreotti; la princesa Elettra Marconi, hija del científico y Premio Nobel Guglielmo Marconi; el Abogado Daniele Costi; el Dr. Giancarlo Lombardi, presidente del Assep; el Dr. Emmanuele di Porto, secretario de la Comunidad Judía de Roma; el Sr. Sergio Tagliacozzo, presidente de la Associazione ETICA (Teatro Ebraico Internazionale Culturale ed Arte); el cineasta Enrico de Bernart (nieto por vía materna del Prof. Israel Zolli, rabino jefe de Roma bajo la ocupación nazi); el Dr. Loris Facchinetti, presidente del Instituto de Medicina Solidaria; el Maestro Irio Ottavio Fantini, periodista y pintor en el Vaticano; el abogado Ugo Pansolli, consejero de Eurispes (Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales); el Consejero Luigi Avveduto, presidente de la Comisión de Control, Garantía y Transparencia del Distrito XVII; el Dr. Claudio Procaccia, del Archivo Histórico de la Comunidad Judía de Roma; el cineasta Vincenzo de Sio; el Prof. Francesco Amicucci, profesor en la Pontificia Universidad Lateranense y asesor legal de la compañía AnsaldoBreda; la Profesora Emilia Palmieri Collins, poetisa; el Coronel Vincenzo Conti; el Excelentísimo Sr. Riccardo Giordani, duque de Willemburg, comisario mayor de la Soberana Orden Militar de Malta, y el Dr. John Sonnen, delegado para Italia del Sodalitium Internationale Pastor Angelicus.

Durante el acto, el público podrá visionar la entrevista al historiador Michael Tagliacozzo, así como películas inéditas del cardenal Eugenio Pacelli en 1934 y posteriores a su elección papal, en las que se pone en evidencia su apoyo concreta a los perseguidos. Esto ha sido posible gracias a la iniciativa del presidente de la Associazione Amici di Totò, que hizo transferir por un técnico de confianza viejas películas de 16 mm que le fueron donadas a soporte moderno. Tras las intervenciones de los relatores se dará paso al debate.

El Presidente
Dr. Alberto De Marco
Associazione Amici di Totò




13 de mayo de 2009

En el aniversario de la consagración episcopal de Eugenio Pacelli

Sello vaticano conmemorativo de la consagración episcopal
del futuro Pío XII, el 13 de mayo de 1917


En 1917 Europa se hallaba en lo más álgido de la Primera Guerra Mundial: su territorio se hallaba excavado, pero no por surcos prometedores de generosas cosechas, sino por trincheras desde donde la muerte era vomitada y a donde llegaba bajo los varios disfraces de la artillería para cobrar su implacable tributo de sangre; hospitales y campos de concentración se habían multiplicado, convirtiéndose en los establecimientos más comunes y concurridos en lugar de las iglesias y las escuelas; siglos de Arte e Historia y toda una manera de vivir se iban desplomando con los antiguos monumentos bajo el embate de las bombas y los cañonazos; las familias se hallaban dislocadas y desorientados los pueblos (que habían perdido la noción de aquello por lo que luchaban); la hecatombe, las ruinas, el hambre y las pestes se cernían como los cuatro jinetes del Apocalipsis sobre un mundo que parecía ya abocado a su fin. Tal era la sensación de inaudito, de horroroso y de atroz que todo lo que estaba pasando suscitaba en la gente que a esta conflagración ya se la llamaba la Gran Guerra, es decir la Guerra de las Guerras, la Guerra por antonomasia (de hecho, el papa san Pío X, que murió pocas semanas antes de que estallase, ya había presagiado lo que ella significaría al llamarla il Guerrone).

La situación bélica estaba en punto muerto: la guerra de posiciones mediante el avance o retroceso de las trincheras estaba causando un terrible desgaste con un precio altísimo en vidas humanas sin que ello hiciera vislumbrar la victoria a ninguno de los bandos en conflicto. Y esto podía prolongarse todavía por muchos meses, lo cual ponía a los distintos gobiernos en una coyuntura peligrosa, como lo admitían los mismos dirigentes políticos europeos. Parecía llegada la hora de negociar y, de hecho, ya se estaba llevando a cabo una tentativa unilateral por parte de una de las potencias combatientes: el Imperio Austrohúngaro. El beato Carlos I de Habsburgo había enviado en enero a dos de sus cuñados –los príncipes Sixto y Javier de Borbón-Parma, hermanos de la emperatriz Zita– a París con una propuesta al gobierno francés, presidido entonces por Aristide Briand. Al ser substituido éste en marzo por Alexandre Ribot, escéptico acerca de las intenciones del Emperador, las negociaciones se complicaron para finalmente fracasar. Benedicto XV, por su parte, creyó que el momento era propicio para reducir a la razón al principal protagonista de la guerra: el Káiser. Guillermo II se hallaba rodeado de un estado mayor belicista y agresivo marcado profundamente por la política de guerra sin tregua de Helmuth von Moltke y de guerra total de Erich von Lüddendorf. Sin embargo, el canciller Theobald von Bethmann-Hollweg, que había pasado de una actitud de fatalismo bélico hacia posturas más prudentes y moderadas, parecía el hombre indicado para convencer a su soberano de la conveniencia de descender a pactos.

El momento era propicio sobre todo por dos circunstancias susceptibles de modificar sensiblemente el curso de las hostilidades. Por un lado, en Rusia había estallado en febrero una revolución (foto) que había derrocado al zarismo y, aunque los nuevos líderes social-demócratas (mencheviques) deseaban continuar combatiendo al lado de los Aliados, la fuerte oposición de los comunistas (bolcheviques), partidarios intransigentes de la salida de la guerra, iba ganando cada vez más terreno. Por otro lado, como consecuencia de la política de guerra naval indiscriminada de Lüddendorf, habían recrudecido los ataques de submarinos alemanes contra cualquier objetivo considerado enemigo, bloqueando las líneas de comunicación de Europa con los Estados Unidos, que entraron en guerra contra los Imperios Centrales el 2 de abril. Así pues, si de un lado Alemania podía estar más tranquila respecto a su frente oriental, el aporte de tropas y armamento frescos a los Aliados por parte de la potencia norteamericana podía desequilibrar peligrosamente la balanza en su perjuicio en el frente occidental. Así las cosas, el nuncio apostólico en Baviera, monseñor Giuseppe Aversa, arzobispo titular de Sardes, que había sucedido en ese cargo apenas hacía pocos meses (en diciembre de 1916) al dominico monseñor Andreas Franz Frühwirth, creado cardenal por Benedicto XV, murió inopinadamente a los 55 años de edad. La nunciatura de Münich era un puesto clave de la diplomacia pontificia cara a Alemania a falta de una en Berlín. La Santa Sede no tenía representante oficial ante el Reich prusianizado y protestante del que había sido artífice Bismarck, enemigo declarado de la Iglesia Católica, contra la que había proclamado la Kulturkampf.

Para reemplazar al prematuramente desaparecido nuncio Aversa se fijó el Santo Padre en un prelado de la Curia Romana en el que había tenido ocasión de observar las cualidades que harían de él un idóneo intermediario de su propuesta de paz desde Münich: monseñor Eugenio Maria Pacelli, que había ya absuelto con gran dignidad alguna breve misión de representación diplomática. Su carrera era conocida en los Palacios apostólicos: en 1901 había entrado al servicio de la Santa Sede en la Sagrada Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, de la que fue sucesivamente sub-secretario, pro-secretario y secretario; contemporáneamente, enseñaba Derecho Canónico en el Seminario Romano y Diplomacia Eclesiástica en la Academia de Nobles Eclesiásticos; prelado doméstico de Su Santidad en 1905; secretario, en fin, de la Comisión para la Codificación del Derecho Canónico, a la que había sido llamado por el cardenal Pietro Gasparri, secretario de Estado, conocedor de su valía. Así pues, el 20 de abril de 1917, Benedicto XV preconizaba a monseñor Pacelli obispo, asignándole la sede titular de Sardes y nombrándolo al mismo tiempo nuevo nuncio apostólico en Baviera.

El Papa pidió al cardenal Frühwirth, antecesor de Pacelli en el cargo, que escribiera una carta de presentación de éste al ministro-presidente bávaro, el conde Georg von Hertling (futuro canciller del Reich y miembro del Zentrum), con quien mantenía una cordial amistad y que era considerado en el Vaticano (al decir del príncipe Constantino de Baviera, biógrafo de Pío XII) como un valedor de los intereses de la Iglesia. Es interesante reproducir su texto para comprender las expectativas que el Romano Pontífice cifraba en Pacelli y, además, como interesante crónica del momento:

“Mañana tiene lugar en la Capilla Sixtina la consagración de monseñor Pacelli por Su Santidad. Según mi entender, el hecho de que hayan nombrado a monseñor Pacelli nuncio apostólico en Münich hay que aprobarlo en todos los sentidos. Son generalmente conocidas las destacadas cualidades de su espíritu. Con razón se dice de él que es persona piadosa. Acaso su constitución física pueda ser influida desfavorablemente en Münich por razón del clima, por lo que me permito rogar a V.E. procure al nuncio apostólico cuantas facilidades permita la situación bélica. Monseñor Pacelli viene a Münich en misión de confianza y ruego a V.E. que le preste todo su apoyo en la importante misión que lleva con su confianza. Es digno de ella y lo justificará. Los que vivimos en Roma en estos días sentimos la necesidad de una información objetiva y, a ser posible, procedente de un puesto de dirección. Por eso no me extrañaría que surgiera el deseo de hacer una visita al Canciller del Reich”. En el último párrafo queda insinuado el especial cometido para el que el Papa había nombrado al nuevo nuncio en Baviera.

El domingo 13 de mayo, en una mañana soleada de primavera, Benedicto XV, asistido del limosnero papal, monseñor Giovanni Battista Nasalli Rocca di Corneliano, arzobispo titular de Tebas en Grecia, y del sacrista de Su Santidad, monseñor Agostino Zampini, O.S.A., arzobispo titular de Porphyreon en Fenicia, transmitía la plenitud del sacerdocio a monseñor Eugenio Pacelli en el grandioso marco de la Capilla Sixtina (foto). La consagración habría normalmente debido estar a cargo del cardenal Gasparri, quien de buen grado la habría llevado a cabo, pero el Papa quiso personalmente administrar el sacramento al futuro nuncio como subrayando la importancia que atribuía a su misión. Al sacro rito consecratorio asistieron los cardenales Vannutelli, Gasparri, Scapinelli y Frühwirth y, entre otros dignatarios de la Curia, el entonces prefecto de la Biblioteca Apostólica Vaticana, monseñor Achille Ratti. He aquí, pues, reunidos por una misma y feliz circunstancia a tres papas decisivos del siglo XX, que reinarían sucesivamente en los períodos más difíciles de esa centuria: Benedicto XV (el Papa de la Gran Guerra), Pío XI (el Papa de entreguerras) y Pío XII (el Papa de la Segunda Guerra Mundial). Pero otra coincidencia –ésta de tipo sobrenatural– iba a marcar la calenda del 13 de mayo de 1917: la primera aparición de Nuestra Señora en Fátima a tres pastorcillos, a los que reveló las claves de la convulsa historia contemporánea.

Es interesante también señalar un presagio curioso que algunos han querido ver en la iglesia titular del flamante arzobispo: Sardes. Es una de las siete iglesias de Asia destinatarias de sendas epístolas en el Apocalipsis. En el capítulo III se lee: “Escribe al Angel de la Iglesia de Sardes: El que posee los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, afirma: Conozco tus obras: aparentemente vives, pero en realidad estás muerto. Permanece alerta y reanima lo que todavía puedes rescatar de la muerte, porque veo que tu conducta no es perfecta delante de mi Dios. Recuerda cómo has recibido y escuchado la Palabra: consérvala fielmente y arrepiéntete. Porque si no vigilas, llegaré como un ladrón, y no sabrás a qué hora te sorprenderé. Sin embargo, tienes todavía en Sardes algunas personas que no han manchado su ropa: ellas me acompañarán vestidas de blanco, porque lo han merecido. El vencedor recibirá una vestidura blanca, nunca borraré su nombre del Libro de la Vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y de sus Angeles” (1-5). La vestidura blanca de la que se habla en este pasaje, ¿no es un anuncio de la futura elección papal de Eugenio Pacelli, que tendría que enfrentarse a la corrupción subterránea del catolicismo, atacado por la labor de zapa de sus enemigos? No deja de ser sugestivo.


El nuncio Pacelli en Kreunach en visita a Guillermo II

Benedicto XV despidió a su nuncio con estas palabras: “Que Dios nos ayude para que en el alma de los gobernantes triunfen las ideas de la clemencia; que, conscientes de su responsabilidad, no desoigan por más tiempo la voz de los pueblos que claman por la paz”. El arzobispo Pacelli partió el 20 de mayo hacia su legación, pasando por Suiza para visitar el monasterio benedictino de Einsiedeln y encomendar su misión a la Santísima Virgen ante la imagen que allí se venera y que constituye el corazón del catolicismo helvético. Llegó a Münich el 25 y presentó credenciales al día siguiente ante el rey Luis III, de la antiquísima Casa de Wittelsbach. El discurso del nuevo nuncio en un todavía imperfecto alemán (según observó el monarca), contenía entre líneas el objetivo de paz que Benedicto XV quería proponer a Alemania. Justo un mes más tarde, el 26 de junio, monseñor Pacelli llegaba a la estación de Anhalt procedente de Münich para entrevistarse con el canciller Bethmann-Holwegg. Éste quedó impresionado por el modo tan franco e inteligente en el que el nuncio le expuso el plan del Papa: una paz sin vencedores ni vencidos, ni excesivas pretensiones por parte de Alemania, que debía dar muestras de su buena voluntad. El canciller prometió a Pacelli hablar de ello al Emperador. Éste, finalmente, lo recibió en su cuartel general de Kreuznach el 29 de julio, en medio de un fasto con el que quiso mostrar al representante del Papa su aprecio. En realidad, Guillermo II lo que quería era impresionar a monseñor Pacelli y llevarlo a su terreno, ganándolo para sus propias ideas de paz. Pero el impresionado fue él. Después de que el nuncio abandonara el cuartel general de vuelta a Münich, decepcionado y pesimista respecto a las intenciones del testarudo Hohenzollern, éste no pudo por menos de reconocer –como dejó escrito en sus memorias– que Eugenio Pacelli era un “perfecto modelo de prelado eminente de la Iglesia Católica”. Las negociaciones siguieron su curso con el resultado que la caída del Imperio Alemán deja suponer, pero aquí nos interesaba sólo situar el marco histórico en el que se produjo uno de los grandes acontecimientos de la vida del futuro Pío XII: su consagración episcopal.


Medalla conmemorativa del XXV aniversario de la consagración

4 de mayo de 2009

Un historiador judío, sobreviviente del holocausto, hace justicia a Pío XII



Nuestro querido amigo, el prof. Don Livio Spinelli, nos envía esta reseña de la agencia de prensa Fides sobre una interesantísima y reveladora entrevista al dr. Michael Tagliacozzo, historiador ítalo-judío escapado de la persecución nazi en Roma y residente actualmente, a sus 88 años, en Israel. En el artículo se hace mención de la presentación de un nuevo libro de sor Margherita Marchione, ilustre defensora de la figura de Pío XII y amiga del SIPA. Su presencia en Italia está anunciada para este mes de mayo y desde este blog seguiremos el programa siempre interesante de sus actividades. A continuación, ofrecemos nuestra traducción del recorte periodístico:

En ocasión de la presentación del nuevo libro de sor Margherita Marchione que tendrá lugar el próximo 22 de mayo, a las 16 horas, en la sala de conferencias del Palazzo Marini de la Cámara de Diputados, el presidente de la Asociación Amigos de Totò, dr. Alberto De Marco entrevistó recientemente por teléfono al prof. Michael Tagliacozzo, considerado uno de los más autorizados historiadores en vida, con la ayuda de una traductora de excepción: la profesora y poetisa Emilia Palmieri Collins. La iniciativa tenía como propósito despejar el campo de los juicios no del todo positivos expresados en varias ocasiones por la comunidad judíaaunque no sólo por ella– respecto de Pío XII en relación con una supuesta falta de intervención por parte del Vaticano condenando las persecuciones nazi-fascistas contra los judíos.

Esta entrevista a Michael Tagliacozzo (foto), judío romano nacido en 1921, sobreviviente del holocausto y que hoy vive en Israel como miembro del kibbutz Nir Etsiyon en el monte Carmelo, tiene, pues, un gran relieve histórico y testimonial y es acreedora de la máxima atención. El entrevistado, en efecto, está considerado como uno de los mayores estudiosos del tema de las vicisitudes históricas de la comunidad israelítica romana. No obstante su avanzada edad, con la ayuda de su excepcional memoria continúa trabajando con denuedo especialmente en la obra de reconstrucción histórica de los acontecimientos que ocurrieron durante la última gran conflagración. Actualmente, dirige la sección “Italia” del Beth Lohamé Haghettaot, uno de los principales museos y centros de estudios existentes en Israel, importante por su vasta documentación histórica sobre el holocausto y sobre la Segunda guerra Mundial.

Las preguntas que le fueron dirigidas tenían como intención encuadrar la figura del papa Pacelli a través de un testimonio autorizado al mismo tiempo que indiscutible en el ámbito de la comunidad judía y desbrozar un terreno invadido por la sospecha y la duda. La primera cuestión planteada al prof. Tagliacozzo se refirió al justo homenaje del que será objeto en el mes de diciembre de 2009 mediante el otorgamiento de la medalla de plata de la Presidencia de la República, que le será consignada en la Sala de Conferencias de la Cámara de Diputados, como premio a toda una carrera, en el marco de la XII edición de los Concursos Internacionales Antonio de Curtis, Totò, por su contribución a la reconstrucción de la verdad histórica en el siglo XX. El entrevistado expresa su profunda gratitud por este reconocimiento a su dedicación a esclarecer la verdad en relación con un pontífice víctima de una distorsión histórica que de algún modo había que corregir. Al mismo tiempo, encarga al entrevistador transmitir su afectuoso saludo a sor Margherita Marchione y a todos aquellos que participarán en la presentación del libro Papa Pío XII. Un antologia di testi nel 70º aniversario dell’incoronazione (El papa Pío XII. Antología de textos en ocasión del 70º aniversario de su coronación).

Entremos ahora en el meollo de la entrevista de De Marco:

P. ¿Cómo pudo salvarse uno de los sobrevivientes de la redada nazi contra los judíos del 16 de octubre de 1943 en la Ciudad Eterna?

R. Mi familia residía en Monteverde Nuevo y, por lo tanto, no fui testigo del cruel asedio del Ghetto romano. Ese 16 de octubre me encontraba en casa de mi novia en la vía Adalberto sobre la Nomentana. A las 6 de la mañana dos SS irrumpieron en el apartamento. Logré librarme de ser capturado colándome en el piso situado en el entresuelo a través de una ventana. Aún estaba en pijama. Mi novia, un hermano y su madre fueron capturados y muertos en Auschwitz. Soy, pues, uno de los judíos que sobrevivieron al rastreo alemán y encontré refugio en el Seminario Mayor romano, en la zona extraterritorial de Letrán.

P. ¿Le molesta el hecho de que continúe el proceso de beatificación de Pío XII?
R. ¡En absoluto! No me molesta de ninguna manera. La beatificación y canonización son procesos internos de la Iglesia y no veo por qué los judíos tengamos que entrometernos. La Iglesia tiene sus reglas, sus rituales y proclama sus santos.

P. ¿Le consta que haya habido una recomendación u orden dada por Pío XII para salvar a los judíos?
R. Ciertamente que hubo una orden de lo alto. Lo afirmó el entonces vicerrector mons. Luigi Traglia (foto) la noche de Navidad de 1943 en la misa que hubo en una capilla del Lateranense. Los refugiados políticos y los judíos asistimos a la ceremonia. Al final pronunció algunas palabras de ánimo y, cuando le agradecimos, respondió: “Agradezcan al Santo Padre, que así lo ha querido”. Es claro que sin una orden del Papa no se habrían abierto las puertas de los conventos y no se hubiera levantado la “clausura” en los monasterios femeninos que acogieron hombres, mujeres y niños. Los niños del orfanato israelítico hallaron refugio en uno de esos conventos, gracias a la gestión de su directora Margherita Di Cave.

P. ¿Cuántos judíos pudieron beneficiarse de la hospitalidad de los conventos por la intervención de sacerdotes y monjas?
R. Según las estadísticas estudiadas y aportadas por el conocido historiador Renzo De Felice, cerca de cinco mil personas fueron acogidos en instituciones eclesiásticas. De éstas, 4.238 en los conventos, monasterios y otras instituciones religiosas, mientras 477 encontraron refugio en el Vaticano y en las zonas extraterritoriales de la Santa Sede.

P. El acogimiento a favor de los judíos, de los opositores al régimen dictatorial y de los numerosos perseguidos, ¿estuvo determinada por la voluntad de pocos representantes de la Iglesia Romana?
R. La organización y la extensión de los acogimientos no pueden no ser una discreta directiva proveniente de las más altas instancias.

P. ¿Cómo juzga el proceder de Pío XII antes del 16 de octubre de 1943 y después de esta fecha?
R. Bastaría releer la encíclica Mystici Corporis Christi de junio de 1943 y los editoriales de L’Osservatore Romano, antes y durante la guerra, que no habrían sido publicados sin el tácito beneplácito de Pío XII.

P. Los principales medios de información del Vaticano, Radio Vaticana y L’Osservatore Romano, ¿fueron utilizados adecuadamente?
R. Se difundían adecuadamente con prudencia. El que era sorprendido en los quioscos comprando L’Osservatore Romano era maltratado por escuadristas [miembros de las fuerzas de Asalto fascistas, n. del t.]. Los quiosqueros más avispados vendían el periódico insertado en las páginas de alguna publicación fascista.

P. En la séptima sala del Yad Vashem existe un panel en el cual, al lado de la fotografía de Eugenio Pacelli, pontífice con el nombre de Pío XII, hay una leyenda que lo apostrofa como responsable del silencio y de la ausencia de directrices para denunciar el holocausto. Respecto a esto, ¿le parecen excesivas las reacciones de los sucesivos nuncios apostólicos, monseñor Pietro Sambi en 2005 y monseñor Antonio Franco en 2007, y la reciente (“dulce en el fondo”) del papa Benedicto XVI en 2009?
R. El famoso panel no es otra cosa que un enésimo ataque difundido para gusto de la masa ignorante. El promotor de la inclusión de esa leyenda se olvidó de colocar una segunda que recuerde “las responsabilidades de los gobiernos norteamericano y británico en la tragedia de los judíos de Europa”, denunciadas en 1942 por el ministro americano Morgenthau y publicada en junio de 1948 en la Rassegna Mensile d’Israele (Reseña Mensual de Israel), revista editada por la Unión de las Comunidades Israelíticas Italianas.

P. El prof. Alberto Melloni en un artículo en el Corriere della Sera del 28 de diciembre de 2004 sostuvo que “al nuncio Roncalli en Francia, el papa Pío XII habría transmitido, a través del Santo Oficio, órdenes escalofriantes, o sea: no restituir a los niños judíos salvados, en caso de haber sido bautizados, a las organizaciones judías o a sus padres sobrevivientes”. En el artículo de precisa, además, que el futuro papa Juan XXIII desatendió las órdenes recibidas. ¿Tiene fundamento histórico esta afirmación del prof. Melloni?
R. Ha difundido una circunstancia sin citar su proveniencia ni su repectiva documentación.

P. En días pasados en un teatro romano se ha vuelto a representar el drama El Vicario del dramaturgo alemán Rolf Hochhuth, con el cual fue el primero en plantear, en 1963, la cuestión del silencio de Pío XII sobre el holocausto, construyéndose de ese modo, acusando al Papa, su imagen y notoriedad. ¿Era Hochhuth impulsado en sus valoraciones por alguien o por algo?
R. El engañoso drama El Vicario suscitó, como es sabido, la “leyenda negra” elaborada mediante la exposición de hechos dictados por la imaginación tendenciosa de un autor en busca de publicidad.

P. Como muchos recuerdan, Rolf Hochhuth en febrero de 2005, se alineó con el historiador autodidacta antisemita inglés David Irving, autor de numerosas obras sobre la Segunda Guerra Mundial, el cual presenta a Adolf Hitler bajo una luz favorable. Irving, criticado por sus posturas filo-nazis, perdió en el año 2000 el juicio por difamación que había interpuesto contra la estudiosa judía Deborah Lipstadt, autora del libro Denying the Holocaust (Free Press, 1993), en el que lo acusaba de negacionismo. ¿Cómo debe ser interpretada la actitud de Hochhuth hacia Irving (foto)?
R. Su ideología está ampliamente demostrada por sus intervenciones escritas y orales fuera de lugar. No vale la pena refutar las divagaciones de un nostálgico incurable.

P. ¿Los escritores Susan Zuccotti y John Cornwell son únicamente unos detractores?
R. Susan Zuccotti es una excelente escritora pero no es objetiva. Cita ampliamente la documentación de circunstancias y acontecimientos que parecen favorecer su pensamiento, mientras concede un espacio limitado a la documentación de la parte opuesta. Está, efectivamente, predispuesta en contra cuando se trata del proceder de Pío XII. Sobre Cornwell no me puedo pronunciar. No he tenido ocasión de leer sus escritos y no he seguido las polémicas que ha suscitado.