5 de octubre de 2011

El cardenal Comastri oficiará este domingo una misa en memoria del venerable Pío XII en San Pedro de Roma


Carta de convocatoria del Comitato Papa Pacelli



Como nos ha informado nuestro amigo el Prof. Paolo Tontodonato Sardi desde Sulmona (Abbruzzo), este próximo domingo 9 de octubre tendrá lugar en el altar del Sepulcro de San Pedro, en la cripta de la Basílica Vaticana, una misa en honor del Venerable Pío XII, al cumplirse el 54º aniversario de su piadoso tránsito (en Castelgandolfo, a 9 de octubre de 1958). El sacro rito está previsto que comience a las 11 horas y será oficiado por Su Emcia. Revma. el Sr. Cardenal Angelo Comastri, vicario de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano, presidente de la Reverenda Fábrica de San Pedro y Arcipreste de la Basílica (cargos estos dos últimos que en su día ocupó el entonces cardenal Eugenio Pacelli). Conviene recordar que el Santo Padre Pío XII quiso ser sepultado lo más cerca posible de la Tumba del Príncipe de los Apóstoles, cuyo descubrimiento se debe a los trabajos que él mismo ordenó con no poca dosis de audacia y anunció en el curso del Año Santo de 1950. Es por ello por lo que no puede ser más a propósito el lugar elegido para la celebración litúrgica que conmemora al Romano Pontífice más importante del siglo XX y que merece sin duda el epíteto de “Magno”.

Muchas cosas, gracias a Dios, han ido cambiando desde los tiempos en el que sólo nombrar a Pío XII era tabú, incluso y sobre todo en los medios eclesiásticos. Quien esto escribe y que conoce bien Roma desde 1984, recuerda a propósito cómo era dificilísimo –por no decir prácticamente imposible– encontrar en las tiendas de recuerdos y artículos religiosos adyacentes a la Via della Conciliazione estampas u objetos relacionados con este Papa. Era un triunfo si por ventura se podía comprar una vieja postal en algún antiguo negocio. Una posibilidad era ir a estudios fotográficos como Santoni o Felici o al archivo de L’Osservatore Romano. Aún así los precios no eran accesibles. Eso sí: se podía visitar la tumba del hoy venerable porque el recorrido de entrada a las grutas vaticanas pasaba entonces frente a ella (hoy y desde hace varios años ese acceso permanece cerrado al público y hay que pedir a los amables sampietrini que le dejen entrar a uno para orar brevemente ante ella). Un solo detalle muestra la actitud que hasta hace no mucho primaba en los ambientes de la Basílica de San Pedro: en el año 2000, con ocasión del jubileo del Segundo Milenio, una delegación del SODALITIVM INTERNATIONALIS PASTOR ANGELICVS depuso una ofrenda floral ante el sepulcro de Pío XII por la mañana. Al volver algunas horas más tarde se pudo comprobar con decepción y desconcierto que la misma había sido retirada. Sin embargo, y aunque las comparaciones son odiosas, no pasaba lo mismo si se trataba de la tumba de Juan XXIII (antes de que sus reliquias fueran trasladadas a la nave con motivo de su beatificación).

Y ello por no hablar del proceso de beatificación, que ha sufrido toda clase de retrasos. La firma y publicación del decreto de heroicidad de virtudes de Eugenio Pacelli tuvo que esperar más de dos años y medio desde su aprobación por la Comisión de Cardenales y Obispos el 8 de mayo de 2007. Sin embargo, fue personalmente el Santo Padre Benedicto XVI, felizmente reinante, quien, siguiendo el ejemplo de Pablo VI (que no ahorró ocasión para honrar al Papa que había servido tantos años en la Secretaría de Estado), con gran coraje empezó a derribar el muro de silencio que rodeaba a su –en sus propias palabras– “amado predecesor”, cuando el miércoles 9 de octubre de 2008, al cumplirse el cincuentenario de su óbito, quiso tener capilla papal en su memoria en San Pedro. Hasta entonces, a nivel de las autoridades romanas, fue el denuedo de los reverendos Padres jesuitas Paolo Molinari, postulador de la causa, y Pierre Blet, especialista en la acción de la Santa Sede durante la Segunda Guerra Mundial, y, sobre todo, del P. Peter Gumpel, relator de la causa, el que mantuvo vivo y operante el recuerdo del venerable Pío XII, cosa por la que no se les podrá agradecer bastante.




Su Eminencia el cardenal Angelo Comastri 


En el momento presente las conferencias, los círculos de estudio y las exposiciones sobre Pío XII se multiplican y no está lejano el día en el que vuelva a reconocérsele universalmente como en los años que precedieron a la infame campaña propagandística promovida a partir de 1963 con ocasión del estreno de la pieza de ficción El Vicario del hoy revisionista y negacionista Hochhuth. Por otra parte, sus enseñanzas demuestran ser más actuales que nunca, por ejemplo en lo que respecta a la actual y grave crisis financiera y económica, que pone de manifiesto el olvido de dos de los temas fundamentales y recurrentes en el magisterio pacelliano: la justicia y el bien común, presupuestos para la paz, es decir, la tranquilidad en el orden, paz social, paz internacional, sin lo cual el mundo está abocado al caos. Olvidar el fundamento moral de la política, en el que tanto insistía Pío XII, conduce a situaciones deplorables como la actualmente aflige a tantos países, incluso a los más poderosos de la Tierra.

Quiera Dios que veamos pronto en los altares a su siervo fiel el venerable Pío XII. Confiemos en su intercesión y admiremos su eximio ejemplo de santidad. Los santos nos son dados para ser invocados e imitados. El SIPA, al aplaudir efusivamente esta feliz iniciativa del Comitato Papa Pacelli se une a la misa de este domingo 9 de octubre y ruega a todos los devotos de Eugenio Paceeli que no tengan el privilegio de poder asistir personalmente, que honren su memoria allí donde se encuentren, ofreciendo la santa misa y la comunión por el avance de su causa, en unión espiritual con la sacra ceremonia que se desarrollará en la Urbe, la ciudad natal del gran “romano de Roma”, que tanto le debe y a cuyos hijos lanzó el Papa Montini, en el centenario de su nacimiento, esta exhortación que resuena hoy con acentos de plena actualidad: “Recordad vosotros, romanos, a este vuestro insigne y elegido pontífice: recuérdelo la Iglesia, recuérdelo el mundo, recuérdelo la Historia. Muy digno es él de nuestra piadosa, agradecida y admirada evocación” (7 de marzo de 1976).




La Capilla Clementina, junto al sepulcro de San Pedro
en la cripta de la Basílica Vaticana





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