Los Papas, contrariamente a cuanto sostiene cierta gente ignara de Historia e imbuida de prejuicios anticatólicos, no han sido en modo alguno enemigos del progreso. Sólo por citar pocos ejemplos: Gregorio XIII hizo construir en 1578 la Torre dei Venti (hoy Specola Vaticana), uno de los más antiguos e importantes observatorios astronómicos del mundo; Clemente VIII aprobó en 1603 la fundación de la Accademia dei Lincei (hoy Pontificia Academia de las Ciencias), la decana de todas las instituciones del género; el beato Pío IX fue uno de los primeros soberanos en tender líneas férreas en sus dominios (desde su elección en 1846); Pío XI, en fin, hizo instalar por el propio Marconi una potente emisora de radio en el Vaticano en 1931.
No es extraño, pues, que Pío XII, siguiendo en la misma línea que sus predecesores, fuera un pontífice especialmente atento a los últimos avances de la ciencia y la tecnología. Como se sabe, preparaba meticulosamente sus alocuciones y discursos y los auditorios del más alto nivel y preparación quedaban asombrados al comprobar que el Santo Padre se hallaba al día en las materias más diversas. Consciente de la importancia de los medios de comunicación, dedicó nada menos que una encíclica al mundo del cine, la radio y la televisión: la Miranda prorsus de 8 de septiembre de 1957. El mismo Pío XII fue un codiciado objetivo de las cámaras y las dejó entrar en el Vaticano, pensando que la imagen podía ser un extraordinario vehículo de apostolado.
Pero Eugenio Pacelli también ha sido tema para el cine: directa e indirectamente. Fue personalmente protagonista en dos películas documentales de los años cuarenta y aparece interpretado por actores o se le sugiere en otras posteriores a su muerte, siempre sobre el tema de la persecución nazista contra los judíos. Falta, empero, un gran documental o un biopic sobre Pío XII. ¡Con la cantidad de material acumulado en la Filmoteca Vaticana y en muchos otros archivos! El personaje es, además, del máximo interés y actualidad. Desgraciadamente, hay muy pocas producciones y todas para la televisión, entre ellas Le dossiers secrets du Vatican: Pie XII (parte de una serie documental titulada Les Papes et le pouvoir) y Pio XII il Principe di Dio, emitida por la RAI el 29 de diciembre de 2006. No puede decirse que sean el colmo de la objetividad.
Pio XII il Principe di Dio, por ejemplo, es un film que tuvo como asesor en Historia a Alberto Melloni (conocido por su poca o ninguna simpatía hacia el papa Pacelli) y fue anunciado en la página oficial de Raitre mediante un artículo en el que entre otras cosas se afirmaba: “Non aveva la disarmante mitezza di papa Giovanni, non la sofferta modernità di Paolo VI, non il fuggevole sorriso di Albino Luciani, non la rocciosa fede del papa polacco” (No tenía la desarmante mansedumbre del papa Juan, ni la sufrida modernidad de Pablo VI, ni la sonrisa fugitiva de Albino Luciani, ni la pétrea fe del papa polaco”), juicio falso, ya que Pío XII fue a su modo manso, moderno, afable y de una fe a toda prueba. Con tal exordio no puede esperarse ciertamente un panegírico… Cabría recordar las palabras del propio pontífice cuando en la antes citada encíclica de 1957 decía: “Servir a la verdad significa no solamente apartarse de la falsedad y del engaño, sino evitar también aquellas actitudes tendenciosas y parciales que podrían fomentar en el público conceptos erróneos de la vida y del comportamiento de los hombres”.
Pasemos revista a las producciones cinematográficas relacionadas más o menos con Pío XII, las cuales consignamos por estricto orden cronológico.
En primer lugar tenemos Cavalcade of Faith (1941), documental cinematográfico escrito y dirigido por el norteamericano Allyn Butterfield y en el que aparece la vida cotidiana en el Vaticano de Pío XI y un novel Pío XII. No existen actualmente copias en comercio de esta notable producción.
Pio XII il Principe di Dio, por ejemplo, es un film que tuvo como asesor en Historia a Alberto Melloni (conocido por su poca o ninguna simpatía hacia el papa Pacelli) y fue anunciado en la página oficial de Raitre mediante un artículo en el que entre otras cosas se afirmaba: “Non aveva la disarmante mitezza di papa Giovanni, non la sofferta modernità di Paolo VI, non il fuggevole sorriso di Albino Luciani, non la rocciosa fede del papa polacco” (No tenía la desarmante mansedumbre del papa Juan, ni la sufrida modernidad de Pablo VI, ni la sonrisa fugitiva de Albino Luciani, ni la pétrea fe del papa polaco”), juicio falso, ya que Pío XII fue a su modo manso, moderno, afable y de una fe a toda prueba. Con tal exordio no puede esperarse ciertamente un panegírico… Cabría recordar las palabras del propio pontífice cuando en la antes citada encíclica de 1957 decía: “Servir a la verdad significa no solamente apartarse de la falsedad y del engaño, sino evitar también aquellas actitudes tendenciosas y parciales que podrían fomentar en el público conceptos erróneos de la vida y del comportamiento de los hombres”.
Pasemos revista a las producciones cinematográficas relacionadas más o menos con Pío XII, las cuales consignamos por estricto orden cronológico.
En primer lugar tenemos Cavalcade of Faith (1941), documental cinematográfico escrito y dirigido por el norteamericano Allyn Butterfield y en el que aparece la vida cotidiana en el Vaticano de Pío XI y un novel Pío XII. No existen actualmente copias en comercio de esta notable producción.
De 1942 data Pastor Angelicus, película dirigida por Romolo Marcellini en ocasión del jubileo argénteo episcopal de Pío XII. Se trata de un testimonio de primer orden que ilustra los primeros y difíciles años del pontificado pacelliano. Tuvo en su momento amplia distribución en los circuitos de salas cinematográficas de varios países. Existe una edición limitada en VHS que hizo la Filmoteca Vaticana hace algunos años (cuando se hallaba bajo la dirección de monseñor Enric Planas), pero actualmente se halla descatalogada. Las pocas copias existentes sirven para la proyección en salas de ensayo o particulares, como la que tuvo lugar con bastante éxito en octubre del año pasado, en el auditorio de las Maestras Pías Filippini de Roma, como parte de las conmemoraciones del cincuentenario pacelliano. El SIPA organiza periódicamente proyecciones en España (en Barcelona se hizo con la colaboración de la excelente organización Cinemanet (http://www.cinemanet.info/).
Conspiracy of Hearts (Las conspiradoras) es el título de una excelente película de 1960, dirigida por Ralph Thomas, que narra las vicisitudes de una comunidad de monjas en el norte de Italia, que se dedican a rescatar niños judíos huérfanos que se hallan prisioneros en un campo de concentración vecino para enviarlos a Palestina. La abadesa, interpretada por la extraordinaria Lilli Palmer, se encara al comandante nazi del campo y contagia su valentía hasta a la monja más remisa. La historia es conmovedora sin caer en el sentimentalismo y muestra crudamente la dureza de las circunstancias. Al inicio de la película, mientras el narrador introduce la acción que se va a desarrollar, aparecen imágenes de Pío XII mientras acude a consolar a los damnificados de uno de los bombardeos de la Ciudad Eterna en 1943, dando claramente a entender que la Iglesia Católica, desde el Papa hasta la más humilde religiosa, estuvo del lado de los perseguidos y los atribulados. El gran valor de Conspiracy of Hearts reside en el hecho de que muestra lo que pensaba espontáneamente la opinión pública, antes de la polémica suscitada por Die Stellvertreter (El Vicario), sobre el papel desempeñado por Eugenio Pacelli durante la Segunda Guerra Mundial: el de auxilio eficaz, comprometido y desinteresado de sus víctimas, sin ninguna discriminación ni acepción de personas.Diez años después del estreno de la pieza de Hochhuth, es decir en 1973, tuvo lugar el de la película Rappresaglia (Muerte en Roma) de Georges P. Cosmatos sobre libreto de éste y de Robert Katz (en cuyo libro Death in Rome estaba basado) y producida por Carlo Ponti. La trama gira en torno al conocido episodio de la masacre de las Fosas Ardeatinas, donde 335 civiles italianos fueron fusilados por orden de la Gestapo en represalia por el atentado cometido por los partisanos el día anterior en via Rasella y que costó la vida inicialmente a 33 militares alemanes (11 más murieron en los días sucesivos). Pío XII es considerado en el film (que contaba con el atractivo de grandes actores como Richard Burton y Marcello Mastroianni en los papeles protagónicos) como culpable, por omisión, de este crimen de guerra. Se le presenta como si hubiera sido advertido con antelación de lo que iba a ocurrir y hubiera permanecido intencionalmente pasivo, lo cual no se corresponde en modo alguno con la verdad histórica (según ha demostrado el estudioso y jurista italiano Giorgio Angelozzi Gariboldi. La sobrina del difunto pontífice Elena Rossignani (hija de su hermana Elisabetta) llevó a juicio tanto a Katz como a Ponti por difamación de la memoria de su tío, ganando el proceso, pero el daño ya estaba hecho y Rappresaglia contribuyó no poco a deteriorar la reputación del calumniado Pío XII.
En contrapartida, en 1983 se estrenó en la gran pantalla The Scarlet and the Black (Escarlata y Negro) de Jerry London, con un reparto de lujo encabezado por Gregory Peck y Christopher Plummer y con John Gielgud en el papel de Pío XII. Aunque el Papa aparecía por momentos algo dubitativo hay que decir que, por lo general, su personaje es bien tratado y de ningún modo se podría deducir de su actitud que tuviera simpatía alguna por los nazis: todo lo contrario. La película trata sobre los esfuerzos de un personaje rigurosamente histórico, monseñor Hugo O’Flaherty (1898-1963), sacerdote irlandés que salvó a más de cuatro mil personas (entre judíos y soldados aliados) de caer en manos de los alemanes ocupantes de Roma. Se le conoció como el Pimpinela Escarlata del Vaticano (a semejanza del popular personaje de ficción que salvaba a las víctimas de la Revolución Francesa, creado por la baronesa de Orczy). Aspecto interesante de esta cinta es que plantea que Pío XII estaba al corriente de la acción benéfica y humanitaria de los católicos de Roma a favor de los proscritos, lo que refuta la teoría de que ésta se llevó a cabo a sus espaldas y sin su aprobación. Recuérdese a este propósito lo que dijo el cardenal Palazzini al ser distinguido como Justo entre las naciones por el Yad Vashem: que todo cuanto hizo a favor de los judíos perseguidos fue siguiendo las directivas del papa Pacelli.
El siguiente título es, con mucho, el más polémico: Amen (Amén) de Constantin Costa-Gavras, el cual, en 2002 (a casi cuarenta años de la première teatral de El Vicario en Berlín) quiso llevar al celuloide la historia contada por Rolf Hochhuth. De por sí la pieza del alemán es ya insidiosa; el film del director griego (conocido por su militancia comunista y por su concepción del cine como propaganda y negocio al mismo tiempo) es aún más incisivo y llega a hacer repulsivamente odiosa la figura de Pío XII. El tema de las connivencias nazis del Papa creado por Hochhuth lo había relanzado con fuerza John Cornwell en 1999, mediante la publicación de su libro Hitler’s Pope (El Papa de Hitler). La película de Costa-Gavras (maniquea y no exenta de tintes muy melodramáticos) venía a situarse como el pendant más adecuado al título de Cornwell. No se insistirá bastante en que tanto El Vicario como su hija Amen son simplemente obras de ficción, cuyo plan es fruto de la fantasía de Hochhuth. Pero Talía y Melpómene tienen mayor predicamento que Clío ante el público.
Otras producciones en las que incidentalmente se trata sobre la actitud de Pío XII ante los crímenes nazis son: The Thorn Birds: The Missing Years (El pájaro espino: los años perdidos) y Der neunte Tag (El noveno día). La primera es de 1996 y comienza narrando las andanzas del P. Ralph de Bricassart en la Roma ocupada de 1943, dedicado a librar a judíos de caer en manos de los nazis (lo que obviamente no podría hacer sin el conocimiento de su protector el cardenal Vittorio y del propio Papa). La segunda es de 2004 y es un hondo drama psicológico basado en hechos reales, que gira en torno al dilema de un sacerdote luxemburgués, Jean Bernard, el cual es liberado del campo de concentración de Dachau durante nueve días, plazo que tiene para convencer a su obispo de colaborar con el nazismo y escribir a Pío XII para que se incline a favor de Hitler. En 2005 se estrenó Sophie Scholl: Die letzten Tage (Sophie Scholl: Los últimos días) de Marc Rothemund, película no directamente relacionada con Pío XII, pero que constituye una valiosa contribución al conocimiento de la resistencia de los cristianos (y, en particular, de los católicos) al régimen nazi. Recientemente dio pie a un interesante coloquio en Madrid sobre el tema de os "silencios" de Pío XII, organizado por la ya citata Cinemanet.
En contrapartida, en 1983 se estrenó en la gran pantalla The Scarlet and the Black (Escarlata y Negro) de Jerry London, con un reparto de lujo encabezado por Gregory Peck y Christopher Plummer y con John Gielgud en el papel de Pío XII. Aunque el Papa aparecía por momentos algo dubitativo hay que decir que, por lo general, su personaje es bien tratado y de ningún modo se podría deducir de su actitud que tuviera simpatía alguna por los nazis: todo lo contrario. La película trata sobre los esfuerzos de un personaje rigurosamente histórico, monseñor Hugo O’Flaherty (1898-1963), sacerdote irlandés que salvó a más de cuatro mil personas (entre judíos y soldados aliados) de caer en manos de los alemanes ocupantes de Roma. Se le conoció como el Pimpinela Escarlata del Vaticano (a semejanza del popular personaje de ficción que salvaba a las víctimas de la Revolución Francesa, creado por la baronesa de Orczy). Aspecto interesante de esta cinta es que plantea que Pío XII estaba al corriente de la acción benéfica y humanitaria de los católicos de Roma a favor de los proscritos, lo que refuta la teoría de que ésta se llevó a cabo a sus espaldas y sin su aprobación. Recuérdese a este propósito lo que dijo el cardenal Palazzini al ser distinguido como Justo entre las naciones por el Yad Vashem: que todo cuanto hizo a favor de los judíos perseguidos fue siguiendo las directivas del papa Pacelli.
El siguiente título es, con mucho, el más polémico: Amen (Amén) de Constantin Costa-Gavras, el cual, en 2002 (a casi cuarenta años de la première teatral de El Vicario en Berlín) quiso llevar al celuloide la historia contada por Rolf Hochhuth. De por sí la pieza del alemán es ya insidiosa; el film del director griego (conocido por su militancia comunista y por su concepción del cine como propaganda y negocio al mismo tiempo) es aún más incisivo y llega a hacer repulsivamente odiosa la figura de Pío XII. El tema de las connivencias nazis del Papa creado por Hochhuth lo había relanzado con fuerza John Cornwell en 1999, mediante la publicación de su libro Hitler’s Pope (El Papa de Hitler). La película de Costa-Gavras (maniquea y no exenta de tintes muy melodramáticos) venía a situarse como el pendant más adecuado al título de Cornwell. No se insistirá bastante en que tanto El Vicario como su hija Amen son simplemente obras de ficción, cuyo plan es fruto de la fantasía de Hochhuth. Pero Talía y Melpómene tienen mayor predicamento que Clío ante el público.
Otras producciones en las que incidentalmente se trata sobre la actitud de Pío XII ante los crímenes nazis son: The Thorn Birds: The Missing Years (El pájaro espino: los años perdidos) y Der neunte Tag (El noveno día). La primera es de 1996 y comienza narrando las andanzas del P. Ralph de Bricassart en la Roma ocupada de 1943, dedicado a librar a judíos de caer en manos de los nazis (lo que obviamente no podría hacer sin el conocimiento de su protector el cardenal Vittorio y del propio Papa). La segunda es de 2004 y es un hondo drama psicológico basado en hechos reales, que gira en torno al dilema de un sacerdote luxemburgués, Jean Bernard, el cual es liberado del campo de concentración de Dachau durante nueve días, plazo que tiene para convencer a su obispo de colaborar con el nazismo y escribir a Pío XII para que se incline a favor de Hitler. En 2005 se estrenó Sophie Scholl: Die letzten Tage (Sophie Scholl: Los últimos días) de Marc Rothemund, película no directamente relacionada con Pío XII, pero que constituye una valiosa contribución al conocimiento de la resistencia de los cristianos (y, en particular, de los católicos) al régimen nazi. Recientemente dio pie a un interesante coloquio en Madrid sobre el tema de os "silencios" de Pío XII, organizado por la ya citata Cinemanet.
1 comentario:
Me gustan todas las entradas de este estupendo blog, pero esta reseña me ha gustado especialmente: Felicidades y gracias!!!
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