El presente es un sencillo pero sincero homenaje que, en la feliz circunstancia del magnánimo gesto del Santo Padre Benedicto XVI a favor de los obispos de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, queremos hacer desde el SIPA a su fundador monseñor Marcel-François Lefebvre, C.S.Sp. (1905-1991), que fuera promovido vicario apostólico de Dakar (entonces capital del África Occidental Francesa) y preconizado obispo en 1947 por la Santidad de Pío XII. Un año más tarde, el Papa lo nombraba Delegado Apostólico en Senegal, elevándolo a la dignidad de arzobispo. En fin, en 1955 le confió la recién creada sede metropolitana de Dakar, que, gracias a su infatigable labor misionera, se había convertido en el centro más importante del catolicismo del África francófona.
Monseñor Lefebvre tuvo una estrecha sintonía con Pío XII, a quien admiraba y de quien recibió no pocas muestras de deferencia. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que su obra en el continente negro fue el mejor ejemplo de lo que Pío XII propuso en su encíclica Fidei donum (1957). El clero autóctono formado por él, tanto en Gabón (donde inició su vida misional) como en Senegal, ha sido ejemplar y tuvo grandes exponentes en prelados como el cardenal Hyacinthe Thiandoum (su sucesor como arzobispo de Dakar) y los obispos François Ndong (de Oyem) y Félicien Makouaka (de Franceville). El purpurado senegalés no sólo conservó un gran afecto hacia Monseñor Lefebvre, sino que, desde su privilegiada posición como miembro del Sacro Colegio, lo defendió con lealtad filial en los años difíciles y honró su memoria después de su muerte.
Recordamos, pues, con emoción a quien sin duda será considerado (cuando el tiempo haya cerrado completamente las heridas y apagado los apasionamientos) como un gran obispo de la era pacelliana.
1 comentario:
Mons. Lefevbre fué un martir moral de la fe católica. Dios habrá sabido recompensarle.
Publicar un comentario