21 de junio de 2011

Mons. Raúl Marcelo Pacífico Scozzina, O.F.M. (+), obispo emérito de Formosa, y el venerable Pío XII






El pasado sábado 11 de junio, a las 22 horas, falleció en el Hospital de Alta Complejidad "Presidente Juan Domingo Perón", de la capital provincial de Formosa, Mons. Raúl Marcelo Pacífico Scozzina, O.F.M., obispo emérito de La diócesis homónima del Norte Grande Argentino. Con su muerte, el número de los obispos en vida que fueron preconizados por el venerable Pío XII ha quedado reducido a veinticinco. Nació en San Martín Norte, provincia de Santa Fe, el 14 de agosto de 1921; profesó en la Orden de Frailes Menores (Franciscanos) y fue ordenado sacerdote en Rosario, el 23 de diciembre de 1944 por Mons. Juan Pascual Chimento, arzobispo de La Plata. Fue elegido obispo de Formosa el 7 de mayo de 1957 y consagrado en la iglesia de San Francisco (Santa Fe), el 21 de julio de 1957 por el cardenal Nicolás Fassolino, arzobispo de Santa Fe, asistido por Mons. Francisco Juan Vénnera y Mons. Carlos María Cafferata, obispos auxiliares de Rosario, como co-consagrantes.

Tomó posesión de su sede e inició su ministerio pastoral como primer obispo de Formosa, el 28 de septiembre de 1957. Como lema episcopal adoptó la invocación del Salve Regina: “Vita dulcedo et spes nostra, salve”. Participó como padre conciliar en las sesiones del concilio ecuménico Vaticano II. Fue un prelado particularmente sensible a las necesidades espirituales y materiales de sus diocesanos y tomó la defensa de los más desheredados, lo que le atrajo incomprensiones y tiranteces con el poder político, pero le granjeó el cariño sincero de la gente sencilla. El Padre Pacífico –que es como le conocían familiarmente– se desprendía de los regalos que le hacían llegar para destinar su valor a los pobres. En 1966, por concesión de Pablo VI, llevó a efecto una de las dos ilusiones de su vida: coronar canónicamente a la Virgen del Carmen, celestial patrona de Formosa. La otra era la de erigir un Via Crucis que recorriera la provincia. Una vez acabado, éste se convirtió en el más largo del mundo: entre la primera y la última de las catorce cruces monumentales de madera que marcan los hitos de la ruta nacional 81 a Salta median 502 kilómetros. Mons. Scozzina, era asiduo a su recorrido, que hizo hasta 2010. En su honor ese tramo de carretera fue bautizado con su nombre por voluntad del pueblo formoseño.




Renunció a su sede por razones de salud el 31 de marzo de 1978, aunque se cree que su dimisión se debió a presiones de la dictadura militar por su defensa de los derechos humanos. Fue, sin embargo, un firme partidario de la reconciliación de todos los argentinos. Aun después de su dimisión siguió preocupándose por la situación humana de los aborígenes y de los campesinos y continuó recorriendo la provincia llegando a lomo de caballo, de mula, en carreta o a pie a los parajes más inaccesibles para llevar el mensaje evangélico. Sus restos fueron velados en la catedral de Nuestra Señora del Carmen, en la que fue oficiada la misa exequial por el actual obispo de Formosa, Mons. Vicente Conejero Gallego. Mons. Scozzina recibió sepultura en el panteón de los Padres Franciscanos del cementerio de Formosa bajo la misma advocación mariana.

En 2008, el obispo emérito de Formosa tuvo a bien responder amablemente a la petición del SIPA de sumarse –mediante su testimonio personal– al homenaje al venerable Pío XII (el papa de su preconización episcopal) con motivo del cincuentenario de su tránsito. Publicamos hoy, pues, su carta juntamente con su foto y la de su escudo episcopal que amablemente nos hizo llegar y que se incluirán en un álbum memorial en honor al Pastor Angelicus. Se incluye, además, la carta que le fue enviada originalmente, y que volvió a ser remitida el 25 de julio de 2008 (fecha que cita en su respuesta). En próximas entradas de este blog daremos a conocer los testimonios de otros obispos que, como Mons. Scozzina, fueron preconizados por el gran papa Pacelli.







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